martes, junio 02, 2009

Lomate sensible

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Yo miraba el cartel, lo volvía a mirar, y no lograba entender a qué se refería. Me encontraba en esa versión habanera de los mercados de abarrotes, siempre adosada a una gasolinera, llamada CUPET, y delante del estante de los detergentes - precisamente el producto que había ido a buscar – me quedé embelesado tratando de descifrar el mensaje del aviso.

“No apretar el lomate”… ¿Qué cosa era un “lomate”?

Mi esposa, siempre más lista que yo, me dio un codazo y señaló al grupo de tubos metálicos que estaban debajo. No era otra cosa sino un insecticida, un espray para matar cucarachas, mosquitos y otros insectos, con la marca Lo maté.

- Ah… Ahí dice “No apriete el Lo Maté…” - dije mientras recuperaba la serenidad, y feliz por haber descifrado el jeroglífico.

No obstante, me dio curiosidad por saber quién había sido capaz de activar el aerosol de un insecticida en aquel recinto climatizado y con productos alimenticios amontonados por todas partes, así que, previa advertencia de mi mujer de que no me burlase del cartel y su gramática, mientras pagaba en la caja, solté mi curiosidad a la chica vestida de trabajadora social que parecía ser la cajera.

- ¿Y… ya regañaron a alguien por apretar el “lomate”?

- No hijo, no - me contestó ella muy familiar - nadie se ha puesto en la gracia todavía, pero lo puse porque… tú sabes como son la gente de por aquí.

Salí de la tiendita del CUPET sin entender del todo lo que me había querido decir aquella muchacha con eso de “tú sabes como son la gente de por aquí”. ¿Irresponsables? ¿Suicidas? ¿Terroristas? ¿Juguetones?... Yo también vivía por allí.

Mi esposa, siempre más perspicaz que yo, me dijo: No sé para qué te calientas tanto la cabeza, ¿no ves que era una trabajadora social?

No volví a pensar más en eso.

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