sábado, marzo 27, 2010

Fábula de los dos hermanos.

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Casi al mismo tiempo en que un cubano internacional, Silvio Rodríguez, habla, en el lanzamiento de su nuevo disco, con pausada timidez acerca de las muchas cosas que hay que revisar en Cuba, cometiendo la pifia histórica de creer más en una revolución que no existe que en sus detractores - como ha llamado a la creciente opinión crítica global hacia la represión -, otro cubano universal, el actor Andy García, acaba de hablar en una entrevista a CNN en español, desde Los Ángeles, la ciudad donde mañana habrá una manifestación más de apoyo a las Damas de Blanco y por la libertad de los presos políticos.

Ambos millonarios, el primero alejado espiritualmente de su pueblo en tanto el segundo lo está sólo geográficamente, ambos habaneros de nacimiento (Silvio es de San Antonio de los Baños y Andy de Regla), son íconos que desde su carácter de figura pública mundial pueden utilizar el arte de la opinión para influir en mucha gente, y usar la palabra como recurso bien ganado por tantos años de obra reconocida.

Silvio saca una canción nueva que dice “superen la erre de revolución / restauren lo decrépito que veo…”, marcando que con retirar la erre a “revolución”, quedaría “evolución”, algo que, por mucho que su imaginación guste de consentir al eternamente postergado proceso de cambios en la isla dentro de los marcos socialistas (y salvando el barbarismo de llamar “socialista” a semejante engendro político), siempre emergerá como un contrasentido viciadamente utópico en el contexto castrista, donde “revolución” significa - y significará por más que los alienten a cambiar - cualquier cosa menos “evolución”.

Andy García, por su parte, a la pregunta de si diría algún discurso en la marcha programada para mañana, contestó que él no era líder, sino uno más marchando en silencio para rendir homenaje a las mujeres que también en silencio desfilan pidiendo la libertad para sus familiares. Con esta marcha, en una ciudad donde la comunidad hispana no es mayoritariamente cubana, como sí lo es en La Florida - donde ya aconteció otra multitudinaria manifestación a favor de las libertades civiles en Cuba - parecería resquebrajarse el argumento de la siempre culpable mafia de Miami, con todo y el cuento de la injusta campaña mediática en contra de la noble revolución de los Castro.

Los cubanos razonables, todos hermanos como lo son estos dos connacionales famosos, hermanos también entre sí, agradecemos a Andy García que, con toda la humildad que le permite su condición de estrella de Hollywood, se sensibilice con el desmembramiento de su nación, y lo cuente al mundo. Los mismos cubanos razonables lamentamos que Silvio Rodríguez, desde la arrogancia de su genio trovadoresco, continúe alentando a la ingenua izquierda hispanoamericana con esperanzas de reconstrucción para un sistema virtualmente en ruinas.
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