viernes, marzo 12, 2010

La nipingalidad como ejercicio político.

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La idiosincrasia cubana, incluso en sus estratos intelectuales o de alto nivel de dirigencia, nunca ha estado exenta de ejercer la nipingalidad como práctica natural. La nipingalidad es esa posición de intransigencia que asumimos cuando creemos que algo o alguien nos quiere presionar, en contra de nuestro parecer o en contra de aquello que nos complace. Está por encima de la lógica, puesto que para nosotros, como nacionalidad, meternos el pie públicamente es apenas un estímulo para pegar en los dorsos de las manos y decir “¡Ni pinga!..."

El gobierno cubano, orgulloso de la esencia vernácula de nuestra cultura, lleva décadas atrincherado ante las exigencias del mundo moderno, negado a reconocer su incompetencia y tan sólo apoyado en la nipingalidad para continuar extendiendo hasta el infinito un esquema económico apingante, amparado por una ideología nipingalística que sitúa, inevitablemente, al enemigo imperialista como la parte abusadora que necesita la parte atropellada para justificar su perdurable estatus de guapería, y a la oposición interna, como el pariente desconsiderado que no agradece lo que se ha hecho por él.

Por eso Guillermo Fariñas tiene muchas posibilidades de morir. Y lo sabe perfectamente. Fariñas sabe que el gobierno está empleando la nipingalidad con respecto a su caso, que simplemente no le da la gana de que venga alguien a meterle el pie, con el cuento de la huelguita de hambre, mucho menos un desagradecido que no valora lo que la Revolución ha hecho por él. Fariñas puede morir en cualquier momento, y el gobierno no va a mover un solo dedo, como no es probable lo haga por cuanto huelguista de hambre le siga la corriente, una vez fallecido el periodista y psicólogo en este, el probable segundo ayuno fatal del año.

Una buena parte del mundo puede estar ahora mismo, a coro, pidiendo libertad para los presos políticos, pidiendo que se tenga compasión de un candidato a cadáver, exigiéndole a los gobernantes cubanos que ablanden aquella estrategia totalitaria con la que nos limitan la libertad a cada paso, Europa en pleno puede votar y decidir en mayoría aplastante que ya es hora de parar con tanta represión… El gobierno cubano seguirá considerando esto, igual que un guapo de solar con complejo de inferioridad, como una irrespetuosa provocación de sus enemigos.

Cuando el mundo vota por mayoría en contra del embargo, están siendo justos y solidarios. Pero cuando el Parlamento Europeo vota a favor de la liberación de los presos políticos en la isla, con un margen apabullante de 509 a 30, entonces es una "condena tan discriminatoria y selectiva, (que) sólo puede explicarla el fracaso de una política incapaz de poner de rodillas a un pueblo heroico'', o lo que es lo mismo, “esos hijoeputas no me van a trajinar así como así, ni pinga, no me da la gana, vaya…”

Quienes crean que los Castro van a abandonar la política de nipingalidad por una postura más flexible, al menos deberían estar preparados para el conteo de más muertos por inanición, y muchos más pretextos del gobierno conque seguir toreando la creciente condena internacional.

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3 comentarios:

Maite dijo...

Excelente post, estamos de acuerdo y sabemos que ellos harian cualquier cosa antes que demostrar un tin de "debilidad". Si Guillermo no deja la huelga, muere.. y eso a ellos ni les va ni le viene... solo les basta con seguir en su postura a la que afortunadamente cada dia se le suman mas enemigos, lamentablemente los que siguen sufriendo seran los 11 millones que quedan en la Isla.
Nosotros tambien formamos parte de la nipingalidad y lo que haria falta que el resto de los cubanos se lo tomen bien en serio y le digan a los Castros y a los secuaces..Basta ya.. ni p....

Robe dijo...

Empingao Rodrigo. Los perros de la dictadura han empezado a matar sin escrupulos. Este es el comienzo de un desfile de muertos. El mundo mirara incolume la terquedad de los esbirros y al final la libertad se demorara un poco mas.A pesar de todo no creo que haya mal que dure cien anos.

Camilo Venegas dijo...

Chama, te leo con puntillosa regularidad. Siempre te envidié ese humor a lo Nazoa y esa gracia casi infantil con la que dices las cosas más ancianas. Un abrazo grandísimo. Sé que nos vamos a emborrachar un día, juntos y felices, en una Habana que será de todos... hasta de la memoria.