martes, junio 22, 2010

M cortó conmigo en Facebook.

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El aviso me llegó a través de su hija, que es como una hermana para mí, y vive en Italia. M, su madre, a quien quiero también como a una tía cercana y que, sin duda alguna, me quiere mucho también, suele conectarse a Internet desde su centro de trabajo, en La Habana. Desde allí accede al Facebook donde hasta ayer, éramos amigos y podíamos dejarnos mensajes o etiquetarnos en fotos. Con la mayor pena del mundo, me dejó dicho que nuestro nexo debía ser interrumpido, puesto que en el Inicio del Face suelen aparecer los enlaces a mi blog, y que aquello podía perjudicarla seriamente.

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M es una bella persona, cariñosa y amable como pocas, pero siendo la jefa de despacho de alguien importante, no puede darse el lujo de tener entre sus amigos a bloggeros contestatarios, así que, consciente de que con ello estaba cuidando sus espaldas, accedí al corte de la relación virtual sin el menor rencor hacia ella.

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No importa que supuestamente la página social tenga un perfil con cierta privacidad. No importa que su Inicio sea sólo de ella y que sólo ella tenga derecho a ver los enlaces de sus contactos personales, no importa porque para nadie es secreto que en Cuba la red es monitoreada ilegalmente, que se revisan con total inmoralidad los correos personales y los archivos que entran y salen, que el Gran Hermano nunca duerme para que personas como M se vean obligadas a alejarse de los seres queridos que piensan diferente al régimen.

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Cuando finalmente se interrumpió el lazo con M a través de Facebook, una tristeza amarga me ganó la tarde. M debía fingir que ya no tenía nexos con un apátrida, con un mercenario pagado por el imperialismo, aunque me consta que seguimos siendo amigos cercanos, como lo soy de su hija que vive en Italia, y también me consta que un día volverá a recibirme en su casa del Vedado, que cargará y besará a mi hijo como siempre lo hacía, que comeremos espaguetis y nos reiremos de ese triste pasado dictatorial que tantas veces nos alimentó la pedestre hipocresía.

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4 comentarios:

Doris Alday Ramírez dijo...

Es triste saber que son asì las cosas, y que te alejen de esa forma de tus seres queridos, pero es como tu dices siempre los llevaras en tu corazòn.

Anónimo dijo...

yo estoy fuera de Cuba desde hace más de 30 anios, y al principio no podia ni escribir cartas a mis familiares, porque eso les iva a traer problemas. A un sobrino mio no lo dejaron entrar a la universidad solo porque tenia "familiar en el extranjero", y el pobre apenas me conocia. Es verdad, duele mucho saber que quieren hablarnos pero no pueden, porque los vigilan. Ese gobierno nos a hecho tanta maldad que nunca lo va a pagar.

Camilo Venegas dijo...

Rodrigo querido: Tuve que escribir un post sobre este post en El Fogonero. No fue por lo cerca que me picó el fly, sino porque en verdad conozco un caso que ma da más penas. Un abrazo grande, C.

Anónimo dijo...

Hay Wichy, ayer un amigo me decía que los cubanos somos los únicos llamados a resolver el problema en Cuba....que no todos los cubanos están en contra de la dictadura...que le podía responder yo? cuando él no entiende historias como las que acabas de contar...
Ana Zilma