jueves, junio 10, 2010

Fiebre de tijeras en La Habana.

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No conformes con haber picoteado a la provincia Habana, ahora también van a sacarle municipios a la capital para incorporarlos a la casi estrenada provincia de Mayabeque.

Durante el Pleno Extraordinario del Partido Comunista en Ciudad de la Habana, el vicepresidente Machado Ventura esgrimió una vez más las tijeras de la Nueva División Político Administrativa, y dejó claro que Guanabacoa, Cotorro y Habana del Este ya no van a ostentar más el gentilicio de “habaneros”, sino que en breve serán denominados “mayabequenses”.


Han de estarse divirtiendo más que un niño de preescolar, tijeras en mano y haciendo trizas la tradición y la identidad de los capitalinos. No es posible que un cubano adulto en sus cabales resuelva que la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Guanabacoa, fundada en junio de 1554 por acuerdo del cabildo de San Cristóbal de La Habana, una porción de suelo habanero de donde emergieron figuras tan notorias como Pepe Antonio, Lecuona, Rita Montaner y Bola de Nieve, de la noche a la mañana vaya a formar parte del ridículo mote “Mayabeque”. No es posible que la fortísima carga de tradición religiosa afrocubana que aporta Guanabacoa al folclor habanero, sea separada de su raíz por un cubano natural, a no ser que la senectud lo tenga ya patinando en el disparate, y orinando cada noche las sábanas de la historia.


Machado Ventura, en sus delirios seniles (delirios compartidos con la mayor parte de los gerontosaurios del gobierno cubano), ignora que Guanabacoa es y seguirá siendo parte de La Habana, lo mismo que El Cotorro, ciudad condal de Santa María del Rosario, y no quiero imaginar siquiera que por su cabeza pelona haya pasado la idea de que Habana del Este se pueda convertir en Mayabeque del Este.


Por desgracia no hay señales, hasta el momento, de que la diversión de estos señores vaya a terminar. En cualquier momento a uno de estos viejitos se le puede ocurrir volver a nombrar a Santiago de Cuba como capital del país, como lo fue hasta 1556, en honor al Cuartel Moncada o previendo ataques de corsarios, piratas y filibusteros.


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