lunes, agosto 09, 2010

Apocalipsis de las cazuelas.

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La Habana, pleno agosto de 2010, un apocalíptico dictador con la mente sembrada en la guerra fría, y en los deliciosos años de divertida amenaza nuclear, dice: “…Yo no tengo la menor duda de que los SOVIÉTICOS están trabajando en esta dirección, con vistas a (bhrjh%&…) lo veo, lo percibo, lo palpo y LO SÉ, ADEMÁS. Estoy hablando de dos grandes potencias (zzzz) Además, el caso de la URSS es terrible, están sufriendo en estos momentos un desastre…”


No conforme con situar al Big Bang a sólo 18 000 años, y seguir con la cantilena de que el mundo se va a acabar, inyectando pánico a los cubanos que, en su gran mayoría, no acceden a otras informaciones ni saben que el resto del mundo sigue ajeno al inminente apocalipsis, el discurso del prócer en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional jamás pisó tierra cubana del siglo XXI, ni mencionó uno solo de los tantos problemas insolubles de la economía y la política dentro de la isla.


Fidel Castro convocó a la reunión sin tener derecho legal a hacerlo (las sesiones extraordinarias sólo pueden ser convocadas por el Consejo de Estado, o por la tercera parte del total de diputados), pero quizás parafraseando a su homólogo Luis XIV, el comandante diría “El Consejo de Estado SOY YO”, que un trámite más o menos no iba a impedir que alertásemos al mundo de la hecatombe que se avecina, y de paso desviar un poco la atención de la verdadera apocalipsis: la de las cazuelas cubanas.



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Fragmento de la nueva sitcom cubana, Everybody loves Castro, en el Palacio de

las Convenciones.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

piiinga me ahogo, singaaaoo ja ja ja

Anónimo dijo...

Dios Mio, pobre cuba, ese hombre no sabe ni en que dia vive