domingo, febrero 27, 2011

Los estertores de la épica.

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En cualquier país civilizado, la oposición puede significar equilibrio político. No es raro que en la democracia más defectuosa las fuerzas opositoras – esas que pueden estar en el poder por un período y perderlo al siguiente – establezcan contrastes y ayuden a encontrar un punto medio en el entramado social. Pero en Cuba la oposición ha sido tenida, por medio siglo, como invasión extranjera.

Partamos de un hecho real: la oposición cubana actual carece de articulación. No es, en rigor, una fuerza preparada para, potencialmente al menos, influir en el destino político de la nación. El gobierno ha sabido limitar muy bien cualquier brote de inconformidad, disolviéndolo en un caldo de vigilancia mutua que desestimula automáticamente cualquier intención de disentir. No es extraño entonces que las pocas organizaciones cívicas que alcanzan a reunirse y proponer plataformas, sean comparativamente reducidas en número de integrantes, y que, sin ninguna otra opción para mantenerse con vida – y si partimos del hecho concreto de que cualquier opositor declarado pierde, ipso facto, su derecho a trabajar o recibir estudios superiores – que la de buscar ayuda del exterior, o al menos aceptarla.

Este detalle, inherente a cualquier movimiento de liberación, latente desde la guerra de independencia hasta la victoria castrista, desde la conspiración de tabaqueros en Tampa (Estados Unidos) hasta la partida del Granma en Tuxpan (México), significa para el gobierno cubano, ahora que está al mando, una invasión mercenaria, un financiamiento de potencias extranjeras y por tanto, un buen material para la actividad de contrainteligencia. Y el apoyo explícito del gobierno estadounidense a los escasos focos de disidencia, de suministro y manutención a quienes consideran pudieran ser de utilidad en la conquista de la democracia, alimenta aún más esta virtual extensión de la guerra fría, este constante atrincheramiento con visos de intromisión en asuntos internos y patriotismo secular.

Básicamente la ayuda de la SINA a los escasos opositores – a menudo ligada a intereses personales, a la búsqueda de méritos para emigrar, hacer declaraciones en algún programa de Miami, a resolver la salida de la familia y hasta a alguna bronca por dinero, bien registrada por el ojo del Gran Hermano – se circunscribe a apoyo material y tecnología para la información. No obstante se sigue aplicando el efecto “en silencio ha tenido que ser”, como si aún viviésemos la época en que los cónsules americanos estaban directamente implicados en atentados terroristas, o introduciendo armamento para los alzados del Escambray.

Las caricaturas de David.

Los remedos de aquel héroe de la serie de televisión, del agente David de Sergio Corrieri, ahora ya no penetran a la sede de la CIA en Langley. Con mucho, alcanzan a trenzar una red como la Avispa, que penetra organizaciones anticastristas de La Florida y son finalmente desmantelados, (con la deserción de casi todos sus miembros), y lo más común es que se dediquen a espiar a lo que han dado en llamar “grupúsculos contrarrevolucionarios”, a organizaciones civiles – todas ilegales desde su nacimiento – sin mucho contacto entre sí, y factibles de ser fácilmente desacreditadas, a tenor de sus propias debilidades y dificultades para acceder a la arena pública.

La televisión cubana transmitió ayer un programa especial, revelando el trabajo encubierto de los agentes Carlos Serpa Maceira y Moisés Rodríguez. Ambos habían estado durante años apareciendo como disidentes, y uno de ellos era considerado algo así como el vocero de las Damas de Blanco. La revelación llega acompañada de ese aire épico que siempre tuvieron algunos momentos clave de nuestra historia castrista. Estos son los “héroes anónimos que se sacrificaban por su pueblo”, y esta es la traición de los renegados, de los mercenarios al servicio del imperialismo.

Lo cierto es que, con todo y la parafernalia triunfalista, el programa no aporta nada nuevo. Ya han hablado bastante del apoyo de figuras de la extrema derecha, incluso terroristas confesos que han aprovechado el filón para darle a los opositores la ayuda que tanto necesitan. Ya habían sacado lasca al polémico detalle de Posada Carriles desfilando en una marcha de apoyo a las Damas de Blanco, como ya habían revelado cada plano de sus registros fílmicos en los movimientos de la SINA. Quemar a estos agentes sólo tiene un objetivo en estos momentos: revivir un contexto épico en el que el pueblo consideraba a estos espías como sus sacrificados emisarios, sus hermanos de trinchera sembrados en el corazón del enemigo.

El patético agente Serpa Maceira no abatió de un balazo al Coronel García ni fue rescatado por un comando guerrillero en un puesto secreto de la CIA en Tegucigalpa. Él sólo pasaba por periodista independiente – en un país donde ser periodista independiente es un crimen antipatriótico – y seguía con su celular a las Damas de Blanco. No combatía a la Contra nicaragüense, sólo simulaba apoyar a las esposas de los presos políticos y el único riesgo que corrió fue el de haber podido recibir un cabillazo por parte de sus propios compañeros segurosos.

La coyuntura internacional para distraer la atención del público interno, además, es la más apropiada. El gobierno cubano es uno de los pocos que no se han unido a la repulsa global por los asesinatos de Gadafi. En lugar de reclamar la salida del tirano, siguen acusando al imperialismo por sus supuestas intenciones de intervención en Libia, y contrario a toda lógica, siguen aplaudiendo al desquiciado dictador, ese amigo y compinche de tantos años.

Los cubanos de adentro apenas reciben noticias de lo que pasa en el Medio Oriente, permanecen ascéticamente alejados de la posible influencia de las rebeliones, y aparentemente de forma casual, reciben este tipo de programas donde se sigue demeritando a los escasos brotes de oposición interna. Lo hacen utilizando el efecto mediático de dos chivatos que se quitan la máscara y “rebelan” cosas que todo el mundo sabe. Ellos no fueron “descubiertos” por el “enemigo”. Pudieron permanecer disfrazados un tiempo más, seguir sirviendo a la policía política como informantes y ocultos desinformadores de la opinión pública mundial, aumentando la desunión en el fragmentado panorama opositor cubano y sus seguidores internacionales, saboteando intentos de diálogo y cohesión… Pero al gobierno, en un momento de inconformidad popular con el incierto futuro, de masiva apatía ideológica, le urgía mucho más la épica trasnochada de su programa de televisión.

Ya no hay tantas cosas en Cuba que, para lograrlas, deban andar ocultas.

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viernes, febrero 25, 2011

Angola en la línea de meta.

(Publicado en Dossier Político)
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Al parecer, la propagación subversiva no se va a quedar en el Medio Oriente. Angola – ese país africano que tanto ha marcado, en muchos sentidos, al reciente medio siglo cubano – ya está preparando su propia rebelión en contra de la dictadura de José Eduardo dos Santos.

El movimiento, no por casualidad, sigue teniendo el mismo catalizador que sus parientes de la norteña África: las redes virtuales y el cansancio de un pueblo, hastiado ya de las mismas caras corruptas guiando sus destinos por más de tres décadas. Esta vez la sedición parte, como en Egipto, de un seudónimo. El nuevo ElShaheeed (a la postre Wael Ghonim, el ejecutivo de Google), es el disidente informático Agostinho Jonas Roberto dos Santos (una conjugación de Agostinho Neto, Jonas Savimbi, Holden Roberto y el propio José Eduardo dos Santos, todos personajes líderes de la historia angolana reciente), quien permanece aún a la sombra y labrando el camino para las venideras protestas populares. Según sus palabras, el movimiento no tiene carácter partidista, aunque esté constituido por varios de ellos, y sus puntos focales son, básicamente, la celebración de elecciones y el fin de la llamada “Era Zé Du”. Agostinho Jonas Roberto dos Santos está a la cabeza de muchos jóvenes que aspiran a terminar con el mandato corrupto que desde hace ya demasiado tiempo tiraniza al país.

Para los cubanos puede resultar impactante la reversión de los pocos valores que sobrevivían a una guerra ajena que nuestros dictadores militares nos endilgaron, siempre a nombre del utópico y cínico “internacionalismo proletario”. Si a fin de cuentas ocurre este levantamiento, no espero otra cosa de nuestro gobierno que el silencio, el bloqueo a la información interna, mucho más férreo y manipulador que el que en estos momentos se reservan para Libia y Gadafi.

Entre los cubanos es fácil encontrar a quien tuvo algún familiar, algún amigo o conocido que perdió la vida en campos de batalla angolanos, luchando del lado de un ejército hermano y un supuesto dirigente glorioso, esos mismos íconos que hoy se desnudan como lo que verdaderamente son: los vergonzosos látigos de una sociedad subyugada.

De primera mano, el querido amigo José da Purificação Daniel, intelectual angolano radicado en México, investigador del Colegio de Sonora y profesor de portugués en la UNISON, ha tenido a bien compartir con nosotros algunas de sus ideas al respecto.

-. ¿Cuáles son los antecedentes que, según tu parecer, han llevado a Angola a este punto de probable rebelión?

-. Esta es la coyuntura: Hay un entramado jurídico-institucional perverso, permitiendo las grandes asimetrías entre gobierno y gobernados. Angola es un país independiente de Portugal desde 1975. Para conseguir esa independencia pelearon tres movimientos nacionalistas, MPLA (Movimiento Para la Liberación de Angola), FNLA (Frente Nacional de Liberación de Angola), y UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola). En ese mismo año el país colapsa en una guerra civil, directamente entre el MPLA y la UNITA, llegando a tener el conflicto proporciones internacionales con la inserción de fuerzas extranjeras como EUA, URSS, Sudáfrica y Cuba, todo eso en la lógica de la guerra fría. Este conflicto se extendió hasta el 2002, año en que se estableció la paz que actualmente tiene el país.

-. Pero hubo intentos de apertura democrática que nunca hubo en Cuba…

-. En 1991 se hacen reformas a la constitución permitiendo el multipartidismo y "abandonando" el comunismo/socialismo, optado por el gobierno del MPLA. En 1992 se realizan las primeras elecciones que siguen manteniendo al gobierno del MPLA y a Eduardo dos Santos en el poder. Pero en ese mismo año recomienza la guerra hasta el 2002. El MPLA ha gobernado Angola desde 1975 y Eduardo dos Santos está en poder desde 1979. Claramente, en Angola se vive una dictadura bajo una caracterización que la ciencia política presenta, es decir, el poder concentrado en una sola persona y con la cuestión de la permanencia indefinida en el mismo.

-. ¿Y sobre las condiciones económicas?

-. Actualmente Angola es el primer productor de petróleo del África Subsahariana, el primer suministro a China y el cuarto productor mundial de diamantes. La guerra de Angola termina en un momento en que se incrementa históricamente el precio del petróleo, experimentándose entonces mayor estabilidad política por el fin de las hostilidades y un mayor crecimiento económico. Pero el gobierno de Eduardo dos Santos se ha caracterizado por una aguda corrupción y desvíos de fondos de los bonos y excedentes petroleros, lo cual lleva a que ese crecimiento económico no se traduzca directamente en una mejoría para las condiciones de vida de los angoleños.

Angola también es uno de los últimos diez países en el Índice de Desarrollo Humano, con alto índice de mortalidad infantil, con enfermedades como paludismo y malaria a nivel endémico, con un déficit exagerado en cuestiones de bienes, servicios e infraestructura, con sistema de educación cada vez más decadente, con el casi 60% de la población viviendo con una renta de menos de dos dólares por día… Es de esta forma que Eduardo dos Santos se presenta como el candidato natural a abandonar la silla presidencial en estos tiempos de revueltas y revoluciones por el mundo, aún después de que su partido, el MPLA – del cual también es presidente – ganó las elecciones legislativas del 2008 con una mayoría abrumadora del 80% de los votos, lo que configuró un congreso completamente desequilibrado. Por eso tenemos esa democracia tan "sui generis", distorsionada, perversa y sustentada por mucha desigualdad, vulnerabilidad y exclusión social.

-. Entonces, ¿ves probable una revolución en tu país en un futuro próximo?

-. Tanto es así, que parece ser solo una cuestión de días para que los vientos revolucionarios del África del Norte soplen hacia Angola. Claramente hay diferencias del contexto histórico endógeno de esos países, y de esa región, con el de Angola. También hay convergencias en las demandas de los magrebíes y de los angoleños: Más democracia y mejor democratización.

Obviamente, al caracterizar el escenario y debido al pasado largo, doloroso y reciente de guerra en Angola, actualmente más que revolución se podría bien hablar de reformas democráticas urgentes y más incluyentes para el país, pero estas reformas bajo ninguna circunstancia son propuestas o incentivadas por el actual gobierno. De hecho el gobierno de Angola se ha pronunciado ya al respecto, diciendo que tomaría “medidas drásticas” con cualquier manifestación popular, argumentando que la situación es diferente a la de los países como Egipto o Túnez.

-. Eso se me parece mucho a la actitud de negación que ha asumido Gadafi, aunque intuyo que dos Santos ni se le aproxima en demencia… Defíneme entonces, hermano, esa coyuntura actual de la realidad angolana.

-. En un clima de tensión como este se esperaría una mayor audacia por parte de los políticos del gobierno de Eduardo dos Santos, para evitar escenarios de crisis en el país y no un reto directo hacia el pueblo. Es ahí donde se puede ver la falta de visón de estos líderes para entender "las señales del tiempo" que actualmente favorecen más al verdadero “poder popular” que al poder de cualquier élite.

En Angola se reúnen todos los elementos para una revolución como las que estamos viendo acontecer por el mundo. Hasta ahora el pueblo no se ha lanzado a la calle sólo porque sabe que Eduardo dos Santos no pensaría dos veces en utilizar su máquina de guerra, el ejército que estructuró durante los 27 años que duró la guerra. Por eso mismo te decía que era una cuestión de tiempo. Habría que ver evolucionar la situación en los próximos días, a raíz también de lo que va aconteciendo en el mundo árabe.

Pero a la vez, si Eduardo dos Santos utiliza su ejército, firmaría su propia condena en cualquier tribunal internacional, ante la posibilidad de una carnicería pública a los ojos del mundo.


Um só povo, uma só nação.

“De Cabinda hasta Cunene, un solo pueblo”, decía aquel son tropical de los setenta en Cuba. Los cubanos incluso bailamos con la utopía africana, vimos morir allí a los nuestros por años, y luego pasar por el trauma teatral de la repatriación de sus cuerpos, con los exaltados homenajes de reafirmación antimperialista, ya en pleno siglo XXI.

Y ahora resulta que toda esa sangre proletaria fue cargada a las cuentas bancarias de un montón de neo aristócratas que, lejos de llevar justicia social a su gente – esa misma justicia por la que aparentemente murieron tantos cubanos – se han enfrascado durante más de treinta años en construir su propia versión de feudalismo y cleptocracia africana.

Sin lugar a dudas, los generales castristas que hicieron carrera y fortuna en los campos africanos, no tendrán muchas maneras de explicar a los cubanos esta nueva revolución angolana, si finalmente se llegase a desatar.


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José da Purificação Daniel, en Angola.

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La boda del hijo de dos Santos. Un despliegue de ostentación

aristocrática que no parece muy acorde con el espíritu socialista

del MPLA.

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jueves, febrero 24, 2011

Amigos para siempre

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Cuesta trabajo creer que alguien en sus cabales, haya escrito el día de ayer algo como esto: “Luego del discurso pronunciado por el presidente Muammar Al-Gaddafi, las calles de Libia viven este miércoles un día de calma, después de nueve días de revueltas populares. Manifestantes pro-Gaddafi salieron a la Plaza Verde de Trípoli a respaldar su Gobierno”… Al parecer el enviado de Telesur, que es la fuente directa de este alucinante artículo de Cubadebate, estaba en un país diferente al que vemos desde hace días en todos los noticieros, o quizás andaba tan borracho, con sus amiguitos del gobierno libio, que no se enteró de que el país está viviendo una guerra civil atroz, que los opositores al demente Gadafi están siendo masacrados por las fuerzas represoras, y que Gadafi personalmente ha jurado bañar en sangre al país antes que renunciar como lo hizo Mubarak en Egipto.

La atmósfera relajada y favorable al dictador Muamar el Gadafi que ha fabricado Cubadebate a partir de la misteriosa versión de Jordán Rodríguez, el enviado de Telesur, contrasta con el huracán de noticias que llegan a nuestros medios por todas partes, desde cadenas y agencias con cualquier tendencia o filiación política. La verdad atraviesa todas las fronteras, excepto (como siempre) las fronteras cubanas. Todo el mundo está al tanto de que el ejército libio tiene orden de disparar a matar a quien se atraviese en medio, en tanto los cubanos reciben informaciones tan oscuras como esta: (…) “las personas que militan en las filas de la oposición trataron de tomar bases militares, lo que provocó la reacción de los efectivos dejando entre 300 y 400 personas fallecidas”.

Pero nada se compara con el análisis extra planetario del comandante Castro, el cual, en su más reciente reflexión persiste en sacar las castañas del fuego a su querido amigo Gadafi, restando importancia, por diabólica omisión, a la responsabilidad de este en los “lamentables sucesos de Libia”, y como siempre, desviando la atención hacia la siempre recurrente culpa del imperialismo norteamericano, a los muertos de Irak y a cualquier cosa que no sea el lúgubre delirio de Muamar el Gadafi.

Quizás ni el propio dictador libio tenga una idea clara de la gran amistad que hacia él siente nuestro comandante en jefe. Una amistad que sobrevive a la democracia, a la razón humana y a la decencia más elemental. Un verdadero ejemplo de amistad.

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¿De dónde salió la información para Cubadebate de una Libia pacífica?

Salió de Telesur... ¿Y de quién es Telesur?... Ahhh, pillín.

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domingo, febrero 20, 2011

Vivir artísticamente.

Entrevista con Alcibíades Zaldívar.
(Publicado en Dossier Político)
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Algunos actores de Hermosillo respondieron a la convocatoria del Instututo Sonorense de Cultura, un camión (guagua) llegó de Caborca con universitarios listos para incorporarse al taller de Actuación e Improvisación del maestro cubano Alcibíades Zaldívar, y finalmente también alcanzaron a colarse en el salón los inquietos jovencitos del área de Teatro del CEDART.
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Fueron tres días de intenso ejercicio en la Casa de la Cultura, que mostraron a un pedagogo maduro e interactivo, a un artista conocedor de su materia, capaz de adiestrar a eventuales discípulos en los principios básicos del trabajo escénico, a la vez que divertirlos. Pero sobre todo, el taller dejó en suelo sonorense una síntesis de más de dos décadas de duro bregar por las vanguardias teatrales, por los caminos del experimento artístico y los resultados dirigidos a una sociedad mejor.

Alcibíades Zaldívar formó parte de un fenómeno sin precedentes en la escena habanera de los ochentas. Junto al director Víctor Varela y otros empecinados transgresores, participó en el nacimiento de La Cuarta Pared, un espectáculo que sacudió los cimientos del entonces adormecido teatro oficial cubano. Los del grupo Teatro del Obstáculo, con espectáculos posteriores terminaron por ganarse la atención diferenciada de Eugenio Barba, el último reformador teatral del siglo XX, y de este encuentro, de la práctica del llamado Teatro Antropológico y sus búsquedas ancestrales, probablemente nació buena parte de la intención totalizadora de este entrenamiento escénico que hoy llega a Hermosillo, pasado por el tamiz del ahora cuarentón maestro cubano, emigrado en México.

Al finalizar el taller, nos fuimos al club El Punto Cubano, y trago de ron Havana Club de por medio, comenzaron a fluir las ideas en torno a la cultura, la política y la sociedad, en tormo a Cuba y México, en torno al arte y su difícil matrimonio con la realidad.

-. Después de transcurridas estas jornadas del taller, ¿cuál crees que pudiera ser tu mejor aporte a los artistas escénicos de la región?

-. Pensando en el poco tiempo disponible, y en las condiciones que tenemos, básicamente son principios, a través de ejercicios que invitan al participante a seguir desarrollando su entrenamiento personal. Este es un trabajo pre-expresivo, es decir, no tiene nada que ver con una funcionalidad artística, es más que nada elementos de entrenamiento, para que se genere, a través de la práctica con el participante, una interacción con el otro, como en una especie de cadena, de búsqueda personal y a la vez grupal, de los determinantes que sirvan para que el actor, o el bailarín, o el director, trabaje mejor.

-. Fuiste parte de un fenómeno que cambió a toda una generación teatral en Cuba. ¿Cómo ves aquel período, a la luz de los años, y cómo trascendió en tu obra, una vez que has emigrado?

-. Yo me considero, ante todo, un exiliado. Hay como mucho desarraigo, mucha fragmentación, a raíz de esta estrategia que ha tenido la dictadura, de quebrar familias, quebrar amistades, quebrar cultura. Eso implica entonces que esa condición de exiliado, esa condición de ser doblemente extranjero, te lleve – por suerte – a no encerrarte, a no perpetuar en la nostalgia esas relaciones tan maravillosas que uno vivió, en mi caso durante 29 años, allá en la isla. Definitivamente, como dices tú, el trabajo con los maestros, con La Cuarta Pared, todo eso tuvo un significado a partir de la lógica de los encuentros con Barba, con Patrice Pavis, con el mismo Vicente Revuelta, Maria Elena Espinosa, Ileana Diéguez… Ellos hicieron germinar esta inquietud de ser independiente, de decir y hacer a nuestra manera lo que queríamos hacer. Mi verdadera escuela fue Teatro del Obstáculo, como laboratorio, junto con Víctor (Varela), quien además de ser el director, era el maestro.

Me he dado el lujo, he tenido la suerte de explorar cosas - que también durante el período en Cuba estaba como más encerrado en un estilo, en una manera - que aquí, dadas las libertades que hay, ahora sí, busqué a su vez desarrollar: teatro callejero, teatro para niños, teatro radial… Eran cosas que desde Cuba siempre quise hacer, pero no podía, por la misma idea a veces férrea que había en relación a la poética del grupo. Y no lo digo con ánimo de lamentar lo que así fue, por el contrario, aquello nos permitió ahondar mucho sobre lo que buscábamos con la voz, con el cuerpo, con la dramaturgia y el actor... Pero al llegar acá tuve la oportunidad de desarrollar una veta de la que tú fuiste testigo en mis pininos, con la cuestión pedagógica en La Habana, y que he desarrollado como nunca. Después de tantos años, haber sido parte de Teatro del Obstáculo, y haber sido formado en Cuba me sirvió para lo que hice acá, aunque tuviese otras líneas.

-. Teatro del Obstáculo nació como un colectivo independiente, al margen de un esquema oficial y de inicio no muy bien mirado por este. ¿Qué sobrevivió de aquella rebeldía institucional, una vez fuera de Cuba?

-. Allá, además del trabajo artístico con el grupo, estaba el trabajo docente, la escuela. Ya ves qué pasa con Cuba, que todo se tiende a “pensar mal”, lo que signifique diferencia es “contrarrevolucionario”, lo que no esté
en los lineamientos del partido es “disidente”. Está esa paranoia siempre ideológica, pero a su vez tiene ese matiz que es la enseñanza que nos dan, y nos abre muchas perspectivas. Aprendíamos con las ideas de Bertolt Brecht, con las ideas de los reformadores, con las ideas de las vanguardias. En la escuela, me separaron de la docencia por “diversionismo ideológico”, y sólo porque investigábamos lo que ocurría con determinados conflictos sociales, no hay instrumental adecuado en tal hospital, por ejemplo, o si había tal problema de atención en tal fábrica… era como tratar de hacer una revolución dentro de la misma revolución, para dar hondura y continuidad al sistema, no había pretensión de buscar el capitalismo. Pero lo interpretaban mal, y te acosaban.

En el propio Teatro del Obstáculo, o antes, cuando Los Gatos, nuestro primer montaje, ya había problemas con aquello de “qué están diciendo”, “qué significan esos jóvenes abstractos que se encuentran a oscuras, escondidos”…Pasó lo mismo después con La Cuarta Pared, o con La Ópera Ciega más tarde. Siempre teníamos esa sensación de terminar de actuar y estar amenazados. Siempre hubo persecución, aún cuando la intención no era quebrar al régimen sino hablar de cosas muy concretas con las que no estábamos de acuerdo. Siempre tuvimos muy claro que había que decir lo que tuviera que decirse, y esa libre expresión nunca fue aceptada del todo.

Entonces vengo acá, a este otro país, que también tiene otra forma de negar la libre expresión - la democracia en Latinoamérica está muy lejana todavía – pero al menos tenía otras opciones. Creo que todo arte es político, creo que la actitud del artista tiene mucho que ver con que la sociedad se transforme, sin que se mezclen cuestiones netamente ideológicas, no en función directa de si “el proletariado” o “el burgués”, esos términos marxistas ya obsoletos. Estamos siempre – y digo “estamos” no en el plural comunistoide, sino en la poética del grupo, de la comunidad artística – tratando de resolver la vida lo mejor posible para los demás. Cuando esto ocurre pasan cosas extraordinarias.

-. Cosas como la libertad de crear, por ejemplo.

-. A mí me tocó establecer un vínculo con Polonia, un país ex socialista, con un director polaco que sufrió el totalitarismo, y teníamos una conexión como si hubiésemos estado cerca toda la vida, y constantemente seguimos transgrediendo los postulados que siempre dimos por definitivos. No he tenido que claudicar ante este “sistema capitalista despiadado”, uno debe hacer lo que hace por elección, no por necesidad. Por eso he tratado de elegir, y eso cuesta, claro, porque no garantiza mucho dinero, ni estabilidad, no tengo ni donde caerme muerto… Pero no me importa, porque por otro lado gano, ahora sí, la libertad. Hablamos en términos de libertad, de derechos humanos, más que de izquierdas y derechas. Estamos hablando desde este nuevo orden en que el hombre se ve cada vez más esclavizado por el propio sistema, llámese capitalismo o llámese socialismo. Hay una intención cada vez más cabrona de esclavizar al otro, tener más riquezas, o más privilegios, lo que sea, a costa del otro. Pero si uno hace su arte en función de posibilitar un mejor destino a los demás, con uno mismo incluido, pues claro que se establece la conexión.

-. En los ochenta veíamos al teatro como un sacerdocio. ¿Te parece que en los últimos años se extravió ese camino ritual del arte escénico?

-. Depende del ojo con que se mire. Soy persistente en la ritualidad de la existencia. Mi maestra María Elena Espinosa, allá en la escuela, me enseñó que había una manera de vivir, que era “vivir artísticamente”. Por eso, desde Cuba, siempre estuve haciendo teatro para la vida, y viceversa. No separado, no segmentado. En mi caso he tratado de mantener esa idea en la práctica, en mi existencia, y eso hace que ritualice la propia existencia: el acto de comer, el acto de la amistad, el acto del amor, de la creatividad. Yo sigo creyendo, ahora en esta modificada era posmoderna, en los mismos idearios de Stanislavski, de Grotowski, de Barba, sin caer en imitaciones sino buscando sus esencias. Y ya, a estas alturas del partido, donde el escepticismo y el pesimismo nos tienen hasta el cuello, al menos para mí no hay mejor estrategia de supervivencia que reconectar, con mucha espiritualidad, este cansancio universal.

Me ha encantado, por ejemplo, trabajar con los niños, porque no están tan contaminados, porque son los que pueden hacer cosas con el futuro, y eso, dentro de mi pesimismo, me hace no ir tan directamente al suicidio, sino como una alternativa para no claudicar. Sin banalizar lo que hice en más de 25 años, me permite no quedar enfermo, encerrado en un caparazón de experimentación única y transgresora y bla bla bla… Me permite ser más práctico, más funcional, más solidario con la comunidad – sin entrar en terminologías ideológicas – dándome la posibilidad de conservar un sentido ritual.

-. Es la tercera vez que estás en Hermosillo…

-. Sí, la primera vez estuve para dar un taller en la UNISON, en el 2008. Volví en el 2010. Ya sabes que escribo para la revista México Desconocido, así que me fui a Trincheras, a escribir sobre ese sitio arqueológico. No tenía nada que ver con el teatro, pero sí con ese mundo que tanto me interesa, el del México mágico.

-. ¿Has contactado con el teatro que se hace en esta ciudad, con sus creadores?

-. Siempre que vengo, el espacio de tiempo con el que cuento no me alcanza para ver lo que está ocurriendo. Tengo un referente de un festival que vi, pero es un referente vago.

-. Pero has trabajado en lugares similares dentro del país ¿no?

-. Bueno, si es como ocurre en provincia – y yo soy provinciano en el sentido de que, en mis veinte años de exilio he pasado catorce trabajando en Aguascalientes, que es un estado pequeño, aislado – ha de tener las mismas carencias que el resto del país. El centralismo del DF es muy fuerte, allí está todo, los recursos, las grandes empresas, los grandes poderes del gobierno, y ciertas migajas se dejan caer en los estados. Por otra parte, en los estados están las castas, y las castas manejan los pequeños poderes. Establecen estos cotos de poder, estos feudos culturales, unas veces más, otras menos, y aunque no tengo claro lo que ocurre aquí en Sonora, he vivido experiencias muy buenas en el Nuevo León anterior, en el Monterrey anterior, antes del narcotráfico, donde había un pulso teatral muy interesante, en Baja California con Angel Norzagaray, fue extraordinario, San Luis Potosí, Xalapa… Hay puntos dentro de ese universo de estados donde se generan ideas. Aguascalientes llegó a ser, hace unos años, el núcleo mexicano del teatro para niños y jóvenes, con Telón Abierto, con Teatro Escolar, y cayó porque su estructura cultural era demasiado frágil, quebró al margen de los caprichos políticos y gubernamentales.

-. Partiendo de una inevitable influencia que tuviste de maestros grandes como Eugenio Barba ¿cómo estás enfocando actualmente el fenómeno de la energía y la corporalidad en talleres como el que acabas de impartir en Hermosillo?

-. Tengo muy claro que el hecho de la puesta en escena tiene un universo muy particular con el actor, con la ritualidad, y los demás elementos que la componen. Si falla el actor, si el actor está como de segunda opción, entonces no funciona. No estoy quitando méritos estéticos ni formales a la puesta en escena, pero creo que el actor es determinante, o el “sujeto escénico”, como prefiero llamarlo. Hay cosas que tienen que ver con la danza, la música, las artes plásticas, y una infinidad de manifestaciones artísticas que este actor moderno debe saber manejar muy bien.

He robado de todos mis maestros. No se puede hacer abstraccionismo en la pintura sin haber pasado por un trazo naturalista. Stanislavski y el realismo son básicos, los meto en mi trabajo, como hago con el teatro oriental, o con el teatro intercultural, hablando en términos barbeanos. Todas las culturas nos nutren, todas sus músicas, su imaginería, sus artes escénicas. Por eso me encanta la fusión de culturas. Y Grotowski, Barba, Peter Stein, la Comedia del Arte, el clown, y cada vez subes más la parada porque hay vasos comunicantes que tienen que ver con la presencia del actor, la presencia del cuerpo total, la presencia de los centros de energía, la concientización del cuerpo, la voz y la emoción… Cosas muy antiguas, dichas y recontra dichas, y que trato de adecuar al grupo, a las edades, al contexto.

Ya ves, me gusta investigar. De hecho, los catorce años que pasé en aquella escuela de Aguascalientes, dicha escuela se llamó Centro de Investigación Teatral de Los Arquitos – en un antiguo balneario con una arquitectura que era un gustazo – allí se gestó ese centro de investigación teatral. Antes estuve, en el DF, explorando en escuelas de teatro y danza.
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-. ¿Cómo ves, en la actualidad mexicana, la correlación entre trabajar en el teatro para ganarte la vida o hacerlo por tu propio disfrute?

-. Depende de los contextos. En los estados y en el DF se dan casos particulares. Yo he tenido mucha suerte. He podido hacer lo que he querido, pero también he pensado en que lo que verdaderamente me importa, el espectador, que es a quién me dirijo. Los niños, la reeducación, el teatro con enfermos mentales… en fin hay una serie de intencionalidades con el espectador que me lleva a buscar alianzas. México es uno de los pocos países latinoamericanos que ayudan al artista, sólo tienes que pensar cómo es tu proyecto, qué es lo que quieres.
He recibido becas, he conseguido apoyos importantes que me han dejado hacer lo que he querido, y cuando no, pues no lo hago. No descarto que el día de mañana me tenga que ir a Miami y tenga que trabajar sirviendo hamburguesas, no tengo ese miedo ni estoy aferrado a aquello de “oh, me muero sin el teatro”… La vida es muy dinámica, Lo que importa es preguntarse sobre lo que estás haciendo ahora, cómo lo estás haciendo. A estas alturas te diría que el teatro no es lo que me hace, ni es “mi felicidad”, pero sí es mi sustento espiritual, porque pienso teatralmente, porque vivo artísticamente. Entonces, escribir la estructura de un performance me satisface tanto como actuar o dirigir, o hacer televisión, un comercial o ir a un casting. No estoy en esa angustia de “ay, qué mierda estoy haciendo acá”, en lugar de estar en la patafísica de Dinamarca. No, estoy acá, esto también tiene un lenguaje, y me gusta hacer televisión y hacer radio, y hacer comerciales, hacer de todo, siempre y cuando no esté afectando a terceros o no me esté dañando a mí mismo. Quizás sea más idiota, pero creo que fluyo más, sin perder esta ingenuidad entre comillas, este niño que llevo dentro, aquello que me ayuda si me están pateando.

-. Ustedes (Teatro del Obstáculo) se convirtieron en los mimados de Barba en Cuba. ¿Qué quedó del llamado tercer teatro en tu obra?

-. La primera vez que nos encontramos con Barba, de inicio fue muy pedagógico. Tengo muy claras en mi memoria las reuniones con él en la Cinemateca, casi clandestinos. Nos puso sus películas, nos hablaba de los beduinos, de la rebelión y todos nos mirábamos y pensábamos “aquí se va a armar” con toda aquella paranoia que teníamos… Después fue a ver Los Gatos, nuestro primer espectáculo, junto con los demás del Odin, nos dio muchos consejos, y luego, gracias a él y a otras personas más, nos sacaron del apartamentito de Marianela (Boán) y nos dieron la sede de la calle Ayestarán. Allá nos fue a visitar Eugenio, vio La Cuarta Pared, y seguimos trabajando en sus talleres. Años después, estando en México, ya viviendo en el DF, fue a ver mi primer espectáculo aquí en México. Los actores se asombraban, me decían “¿Cómo es posible que este hombre venga aquí? ¿Tú lo conoces?”…Les decía, sí, en Cuba trabajábamos juntos…

Hace tres años estaba trabajando en la escuela privada que tiene un ex alumno – uno que formaba parte de aquella primera obra en México – ya es maestro y tiene su escuela, tenía un espectáculo y allá fue otra vez el Odin. Ellos siempre han mantenido estas relaciones de comunicación artística, porque son gente muy humana antes que todo. El Odin siempre será muy especial para mí. Fue muy especial estar en La Habana, tan abandonados, tan aislados, en la casita de Marianela, en una situación tan precaria, con hambre – no para ser lastimeros, sólo para graficar la realidad de aquel contexto – y que entonces llegase ese hombre, que nos regalase su tiempo, nos hablase de lo que había visto, nos diera consejos… Y no fue solamente con nosotros, siento que siempre ha sido como el padrino de muchos grupos de Cuba y de Latinoamérica.

-. ¿Algún consejo para los estudiantes de tu taller, para cuando te hayas marchado al DF o a alguna otra parte donde reclamen el concurso de tus modestos esfuerzos?

-. Que sigan entrenando, que sigan perfeccionando estos principios. Eso está en el orden interesante de un taller. Muchos de estos ejercicios me han costado diez años sintetizar, ponerlos simples, A mí me pasó igual cuando los recibí. Nunca olvidaré los ejercicios de Vicente Revuelta, del teatro total, con Leandro Soto en la casona de la calle Línea. Aquellos ejercicios los habían trabajado durante muchos años y nos dieron los tips, los trucos, en el mejor sentido de la palabra, y eso también es un poco lo que se da acá. Espero que eso los estimule y sigan trabajando en el entrenamiento.

Notas finales.

Vivir artísticamente es una buena excusa para ir más allá de las convenciones sociales. Y de cierto modo todos nos pasamos la vida tratando de sintetizar el arte que nos legaron, para hacerlo más potable a quienes nos siguen. Nos vamos convirtiendo en la síntesis de nuestros maestros. Alcibíades, acercándose ya a los cincuenta, tiene en su propia imagen algo de Vicente Revuelta – el más grande director teatral cubano – de Eugenio Barba, de Darío Fo, y quizás del Arlequín de la Comedia del Arte. Del mismo modo también acumula ya decenios de cubanía y mexicanidad, contaminados con innumerables tradiciones de Asia, Europa y, ¿por qué no? del más allá donde convergen el nahualismo y la física cuántica.

El arte, a fin de cuentas, es también una forma de vida.

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Etapa mexicana: El Crimen del Hotel Palacio
de Martín López Brie.
Foto: Niurka Bali

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En La Noche de los Asesinos, de Pepe Triana.
Foto: José Jorge Carreón.

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martes, febrero 08, 2011

Todos somos Jaled Said: Egipto con Cuba a la zaga.

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Cada vez se justifica más el terror que sienten las dictaduras por la libertad de expresión que supone acceder a Internet.

Está ocurriendo ahora mismo. En una página de Facebook los egipcios se convocan a la manifestación. En Todos somos Jaled Said, cualquiera puede pinchar “me gusta” y seguir la marcha galopante de un pueblo que se cansó de servir y callar bajo las botas de un gobierno dictatorial.

Jaled Said era hasta hace pocos días un bloggero de Alejandría, un joven que se sumó al llamamiento de ElShaheeed, el anónimo cibernauta que hizo estallar la rebelión en los corazones egipcios desde la polémica internet. Jaled Said murió apaleado por dos policías de Mubarak, para volverse de inmediato el mártir más reciente de la insurrección. Esta mañana su imagen iba en carteles, y el mundo supo que ElShaheeed (mártir, en árabe) era el recién liberado Wael Ghonim, el ejecutivo de Google en Egipto que fuese apresado el 28 de enero, y que permaneció incomunicado hasta el reciente lunes, atado y con los ojos vendados.

Wael Ghonim habló por primera vez a la gente, en la plaza de La Liberación, y en una entrevista a Newsweek admitió ser el mítico ElShaheeed. “Mucha gente ha muerto”, dijo, “Ese no era mi plan, y lo detesto, pero se escapó de mis manos”. Ghonim no es otra cosa sino la cabeza visible de un tsunami de pueblo que ha surgido de las redes virtuales para derrocar al totalitarismo de Hosni Mubarak, a la represión y a los treinta años de bajar la cabeza en una nación milenaria gobernada por papanatas mortales que se creyeron faraones.

Cuba a la espera.

Aunque muchos bloggeros fuera de la isla están uniendo fuerzas, esperando de muy buena fe que el efecto dominó llegue más allá – o más acá – del Oriente Medio, y han lanzado la campaña Por el levantamiento popular en Cuba, hay un detalle que diferencia a la represión egipcia de la cubana: Los egipcios tienen conexiones domésticas a internet desde hace muchos años y llevan amplia ventaja en el uso de los celulares y Twiter. La aparición de ElShaheeed encendió la desobediencia civil en cuestión de días. Yoani Sánchez lleva años bloggeando y sus mensajes en el sitio Generación Y – boicoteado justo hasta este martes, sin que nadie sepa cuándo durará esta rara apertura que coincide con la Feria Internacional de Informática 2011 – apenas llegan a un pequeño por ciento de los cubanos.

Aquel fenómeno que el español Juan Urrutia acuñase en el 2003 como Ciberturba, sólo se produce cuando sus participantes pueden citarse, en tiempo real, en un medio con múltiples enlaces a la red, con velocidad de navegación aceptable que les permita confrontar multimedias y sin demasiado miedo a ser descubiertos por los policías informáticos.

Esto, lamentablemente, en la Cuba actual es todavía una quimera. Admiro a mis hermanos bloggeros, esos que desde cualquier parte inyectan la necesaria sedición, la lucha por los derechos democráticos de nuestra patria, pero no basta sólo con buenas intenciones y muchas horas en ordenadores alrededor del mundo. La sublevación egipcia, como la de otros países árabes que se han contagiado con el ejemplo tunecino, ha ocurrido desde adentro, como una implosión del enojo popular acumulado. Aunque muchos emigrados apoyaron desde el exterior, fueron los residentes en Egipto quienes, enlazados en una mayoría aplastante, a través de la comunicación virtual y en el fragor de los sucesos internos que sufrían en carne propia, llevaron la rebelión hasta sus últimas consecuencias.

La dictadura cubana se ha cuidado mucho de permitir este tipo de comunicación entre la gente. Todavía ni siquiera refleja en sus noticieros la verdad del pueblo egipcio, haciendo creer a muchos que los de la plaza en El Cairo se han rebelado en contra del “brutal capitalismo apoyado por los Estados Unidos” y no contra un dictador que hasta hace pocas semanas era uno de los más entrañables amigos del castrismo. Con semejante panorama, con una internet ultra vigilada, con poca velocidad de navegación y muy poco acceso a la vida doméstica, a la intimidad de las personas que les permite elegir en su casa si leer al Granma, La Jornada o a El País, no se hace muy volátil una revolución tipo Ciberturba.

Ya tuvimos nuestro propio Jaled Said, el altamente calumniado Zapata Tamayo, muerto en huelga de hambre el año pasado, y tenemos en la cárcel desde la primavera del 2003 a nuestro Wael Ghonim, el doctor Oscar Elías Biscet. Fariñas recibió el Sajarov de la misma manera en que Mohamed ElBaradei obtuvo el Nobel de la Paz. Aún así relativamente muy pocos cubanos conocen a estas personas a no ser por las calumnias de la prensa oficial. Incluso entre los opositores de cualquier parte, en su propio lado de la lucha, muchos acusan a Fariñas de agente, o cuando menos, de aprovechado, como acusan de oportunista y metalizada a la bloggera Yoani Sánchez.

Al menos ya sabemos que, aunque sea muy difícil que la efervescencia árabe llegue a los hogares cubanos inmediatamente, la dictadura de los Castro ha comenzado a temblar de pies a cabeza con el vaticinio de lo que puede ocurrirles en un futuro más o menos cercano. La filtración del vídeo con la conferencia del gendarme informático Eduardo Fontes ha marcado una época en la credibilidad de la dictadura en cuanto a la supuesta voluntad oficial de propagar la Internet en la población. No obstante a ello, el cable de fibra óptica se sigue acercando a las costas cubanas, la tecnología inalámbrica avanza por días y no falta tanto ya para que los nuestros puedan vivir más cerca del mundo a través de Google y las redes sociales.

La era de la verdadera internet cubana ya no está tan lejos, y de no producirse cambios radicales en la democracia nacional en poco tiempo, ya surgirán espontáneamente las ciberturbas en las grandes ciudades, o sencillamente turbas, sin apenas necesidad de computadoras, como cuando los habaneros derrocaron al dictador Machado en el año 33, sin siquiera hablarse por teléfono.

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María de los Ángeles, la dama de la Harley

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María de los Ángeles Santana fue una mujer excepcional. Tenía ochenta y tantos cuando la conocí en el Estudio 10 de la televisión, y su atractivo estaba intacto. Todavía, de cierta manera, era la misma joven actriz de trato agradable, la misma dinámica mujer que se adelantó a todas las demás en montar una Harley Davidson por todo el malecón, la misma bella dama de tantas películas, la cantante de delicada voz y definitivamente, la misma comediante de neuronas veloces y respuestas chispeantes.

Luego de casi cien años andando La Habana y el mundo, María de los Ángeles pasó hoy al espacio de la memoria. Pero como lo hizo tras una vida larguísima y llena de simpatías populares, da la impresión de que sigue allí, sonriente y amable como siempre. Su famoso personaje de Remigia en San Nicolás del Peladero, fue apenas una parte de las tantas jornadas que cumplió en la escena cubana. En el cine Mexicano fue acompañada por los más grandes de la época, Jorge Negrete, Pedro Infante, Cantinflas… y en Cuba resultaría interminable enumerar su currículum, desde sus inicios en Romance del Palmar, cerca de Rita Montaner, hasta la teleserie Los abuelos se rebelan, junto a Armando Cholito Soler.

Conversar con ella, dejarla sostener del brazo para andar un corredor entre luces y escenografías, escuchar sus siempre oportunos consejos, fue para muchos un premio que la suerte otorgó sin pedirnos nada a cambio. Porque María de los Ángeles Santana era de aquellas personas que mezclan la grandeza con la humildad, la fama con esa cualidad vecinal de señora común, el talento con la bondad.

Su larga vida, copiosa en originalidad, acaba de terminar para algunos. Para otros, es apenas una nueva manera en que esta bella cubana sigue eternamente correteando por el malecón, montada en su motocicleta.

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María de los Ángeles, llevando al teatro bufo su afición a las motocicletas.

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viernes, febrero 04, 2011

De bloggeros y farmacéuticos.

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En momentos en que el esperado Viernes de la partida ya se acaba para los egipcios sin que Mubarak ceda un milímetro en su tozudez, cuando ya va quedando claro que los supuestos “partidarios” del gobierno no eran sino turbas de policías vestidos de civil, me tropiezo con un vídeo filtrado desde Cuba, con la conferencia de un especialista en cibernética para los oficiales del Ministerio del Interior. El material, grabado con dos cámaras y switcher, es de los típicos entrenamientos audiovisuales para cuadros del propio ministerio y del partido comunista, compaero. Alguien lo sacó de Cuba y ahora es posible pasar un ojo, de primera mano, a la manera de pensar del aparato represivo cubano, a su ya recurrente fobia a la internet dentro de la isla, pero sobre todo, al asentamiento de los mitos con buenos y villanos, en los que siempre ellos – los representantes de un sistema que ha deshecho en menudos pedazos a nuestra patria – siempre se autodefinen como atacados y víctimas de un imperialismo que no cede ante la necesidad de destruir a su magnánima revolución.

Comentar sus argumentos podría llevar cientos de páginas, compaero. Baste la coincidencia con la estrategia egipcia de escenificar con agentes lo que el pueblo ya no tiene ganas de secundar. Quizás Mubarak lo aprendió de nuestras célebres Brigadas de Respuesta Rápida, pero de cualquier manera, si aparecen bloggeros “mercenarios”, aquí están los bloggeros “revolucionarios”, para repeler al enemigo en este nuevo terreno bélico, compaero. Los que se niegan a seguir la propaganda del Granma son, inevitablemente, asalariados, financiados por todas esas fundaciones citadas en la conferencia, y que forzosamente tienen que ser ramificaciones de la CIA. No se detiene el joven ciberesbirro en la posibilidad de que a miles de los que hoy llevamos páginas contestatarias nadie nos pague un centavo, o en disimular la participación directa del gobierno en el patrocinio a los supuestos bloggeros fieles. Lo importante, compaero, es que esto es una guerra.

Más allá de las estrategias de impostación – en este caso la impostación de una masa popular que no tiene acceso a las redes, poniendo en su lugar a un grupo de servidores oficiales que la obtienen a cambio de su cooperación – queda al descubierto el verdadero espíritu del desarrollo informático cubano para un futuro inmediato. Es decir, internet no es un avance de la era moderna que facilita las comunicaciones y la información sino que, y acaso por sus mismas características, compaero, es un vehículo de desestabilización para el gobierno cubano, compaero. Un servidor satelital gratuito, con acceso libre y sin control gubernamental a internet, para ellos es lo mismo que una planta espía que recibe o trasmite instrucciones y secretos de estado.

Si alguien se ilusionó con el cable de fibra óptica que en estos momentos se tiende entre Venezuela y Cuba, y creyó que significaría un paso adelante en la apertura cibernética para el ciudadano común, al disfrutar de esta videoconferencia quizás entienda que los gobernantes y gendarmes cubanos no tienen la menor intención de diseminar la libertad de la red entre la gente. Por el contrario, compaero, se entrenan para cerrar más el cerco, controlar lo mejor posible el acceso a la información – partamos de la simple regla de que, para ellos, toda opinión que no sea la emitida por su prensa oficial es falsa y mercenaria – y para seguir fabricando, como Mubarak hizo con sus “farmacéuticos” a caballo en la plaza de El Cairo, a sus “bloggeros revolucionarios”, compaero, aquellos que tendrán la misión de poner la cara y las palabras en lugar de un pueblo cubano que, en su gran mayoría, ni siquiera ha tocado una computadora en toda su vida.

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El vídeo dura casi una hora. Si tiene buen estómago, inténtelo.

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Compaero, la caricatura de Garrincha la tomé del amigo Guamá. Ya se sabe
que el nombre del triste personaje original es Eduardo (Eddy) Fontes Suárez,
también conocido como "el policía cibernético", o más recientemente,
"el cibermongo".
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martes, febrero 01, 2011

Defendiendo a México y mentándole la madre a Top Gear.

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Cuando la embajada mexicana en Londres extendió su más airada protesta por los humillantes chistes del programa Top Gear de la BBC, el reciente 30 de enero, no faltaron voces, inclusive en este mismo país, defendiendo la libertad de expresión y el derecho que todo ciudadano civilizado tiene para burlarse de aquello que entienda ridículo y merecedor de “carrilla”, como le dicen acá al chucho, al cuero.
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Pero ocurre que en la comedia funcionan otras reglas no escritas, en relación a los focos de burla, y que normalmente evaden, como pecado de mal gusto, el hacer mofa de los más débiles. Por ello cuando unos altaneros ingleses pasan un buen rato denigrando a la cultura mexicana (a partir del pueril análisis del auto deportivo mexicano Mastretta MXT), lo que de inmediato salta a la vista es la arrogancia de un país primermundista burlándose de uno menos afortunado. Visto desde la perspectiva de un verdadero humorista inglés, Charles Chaplin, sería como si el personaje de Charlot, el vagabundo, recibiese una patada en el trasero del policía, y no a la inversa, que es lo que verdaderamente motiva la hilaridad de un ser humano decente.
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Los engreídos de programa Top Gear fueron bastante lejos en el uso de sus libertades civiles. Entre otras lindezas, bromearon con que los autos mexicanos, conforme a su nacionalidad, serían “holgazanes, tontos, flatulentos, pasados de peso y dormilones recargados a una cerca, mirando un cactus con una sábana con hoyo en el medio a modo de abrigo”. También llamaron a la comida mexicana “vómito con queso encima”, “vómito refrito”, y por si no bastara, bromearon con lo terrible que resultaría despertarse y darse cuenta de que se es mexicano.

De haber sido al revés – digamos, humoristas mexicanos dando carrilla a la desabrida comida inglesa, a la pervertida familia real, al cliché de la falta de aseo británica, a la locura de conducir con el timón a la derecha o a la bestialidad de Las Malvinas o el Domingo Sangriento del 72 – no habría sido tan de mal gusto a fin de cuentas, pues lo normal en el humor internacional es que Cantinflas se burle de los aristócratas, y no que estos, pretendiendo ser tan finos como Oscar Wilde, avasallen y maltraten al humilde peláo con un despotismo propio de nazis.

Es difícil que la comedia renuncie a los arquetipos, a los esquemas que muchas veces definen como tontos a los chinos o los polacos, como tramposos a los cubanos, como mafiosos a los italianos, como fascistas a los alemanes y como flemáticos a los ingleses, pero quien quiera que conozca verdaderamente a los mexicanos – más allá de sus defectos políticos, de su publicitada violencia y narcotráfico – no podrá negar que en general son personas amables, desprendidas, hospitalarias, emprendedoras y con un largo etcétera positivo que quizás culminaría con la categórica afirmación de que la comida mexicana, lejos de ser un “vómito con queso encima”, es de una cultura culinaria abrumadoramente copiosa y exquisita, la tercera más variada del mundo.

Probablemente la cadena BBC reconozca su falta y emita una disculpa a las autoridades mexicanas por las bromas discriminatorias que escupieron en vivo sus presentadores. El daño ya está hecho y nunca será muy de fiar si el policía se disculpa con el vagabundo Charlot por haberle pateado el trasero.

Lo mejor, mis cuates, será mentarles la madre a esos tres sangrones y pasar la página.

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