domingo, agosto 28, 2011

La Hora Antimotines.

En esa caldera llamada Cuba que ya ha comenzado a hervir, la dictadura va perdiendo poco a poco la tan trabajada imagen pública de revolución generosa, y ha optado por ejercer la fuerza de la misma manera convencional en que lo hacen las demás dictaduras o gobiernos impopulares. Ha llegado la hora de dar protagonismo a las tropas antimotines.

Después de algunos ensayos del año pasado, cuando, en septiembre fueron enviadas a la escuela internacional de medicina a reprimir la huelga de estudiantes pakistaníes, o en el desalojo de una familia en Guantánamo en octubre, hoy fueron usadas para capturar a 25 opositores que se encontraban en la casa del activista Marino Antomarchit en Palma Soriano, Santiago de Cuba.

Después de derribarles la puerta y sacarlos con gases lacrimógenos y golpearlos a todo lujo, se los llevaron con rumbo desconocido, no sin antes recibir la repulsa del vecindario, incluyendo unos vecinos que, sin haber sido jamás disidentes, fueron también arrestados por manifestarse en contra de la represión.

Los más recientes hechos en La Habana y Oriente han sentado las bases para que el gobierno cambie su política de embuste – la de enviar a grupos de simpatizantes a repudiar las protestas como si se tratara del pueblo mismo – por una táctica un poco más directa que ya se debe estar organizando para resolver situaciones incómodas, como la ocurrida el pasado viernes en el mercado de Cuatro Caminos, cuando dos activistas, damas de apoyo, plantaron un cacerolazo y fueron arrastradas a la estación más cercana, pero esta vez con una aglomeración de personas que protestó airadamente y recuperó aquellos gritos de “¡libertad, libertad!” que no se escuchaban a gran escala desde el Maleconazo del 94.

Los activistas se están haciendo cada vez más temerarios. Comprueban que las autoridades han comenzado a temer a la opinión pública mundial, que los transeúntes son cada vez más proclives a secundar las protestas, perdiendo mucho de ese miedo a manifestarse que los ha adormecido por medio siglo, y al sentir que el pueblo los apoya, se establece una metástasis política que no necesita siquiera de internet, las redes sociales o twitter, como en la primavera árabe, sólo de la saturación ante la miseria, la falta de esperanzas y la pérdida cada vez mayor de la confianza en los ineptos dirigentes del partido comunista.

Se avecinan días peligrosos para las ciudades cubanas. Con un gobierno determinado a no ceder el poder de ninguna manera, a desafiar las diferencias y enfrascarse en nuevas mascaradas de reformas tibias, manteniendo sus comodidades personales en el habitual alto perfil mientras la gente apenas sobrevive el día a día, se redefine un contexto que acentúa estas diferencias, que estimula el despertar de fuerzas cívicas, y con ello una posible toma drástica de medidas por parte de las autoridades.

No se mantuvieron preparando en secreto a esas tropas antimotines sólo para contrarrestar a las Damas de Blanco o a unas pocas decenas de opositores. Los cascos, escudos, armas y gases fueron conscientemente entrenados para resolver situaciones de desacato más complejas, una repentina insurrección popular, por ejemplo, un eventual nuevo Maleconazo que esta vez no van a confiarle sólo a la acción artesanal de las Brigadas de Respuesta Rápida o el contingente Blas Roca. Esta vez irán con todo.

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La protesta iniciada por Ivonne Malleza y Rosario Morales, y que desencadenó la repulsa popular a las autoridades que las detuvieron.

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