miércoles, marzo 21, 2012

Las razones de Jaime.

La Habana (AIN) Para sorpresa de todo nuestro pueblo, y para escarnio del imperialismo norteamericano, esta tarde, en emisión especial de la Mesa Redonda, se dio a conocer la noticia de que Jaime Ortega y Alamino, conocido como Cardenal y Arzobispo de La Habana, en realidad se desempeñaba como agente de la Seguridad del Estado, operando con el sobrenombre de “Capellán Tormenta” desde la primavera de 1967, o sea, desde hace ya 45 años.

Ortega declaró ante las cámaras de la televisión cubana que gracias a la ardua labor de la inteligencia cubana, hoy día la Iglesia nacional tiene el índice más elevado del mundo en sacerdotes altamente calificados en la Ñico López, la Escuela Superior del Partido Comunista. Comentó asimismo que sus comienzos como agente datan de los difíciles años en que, por haberse iniciado en el sacerdocio, fue confinado a la UMAP (Unidad Militar de Ayuda a la Producción, que la propaganda enemiga siempre sitúa como un campo de concentración castrista para religiosos, homosexuales y desafectos, y que aún siendo eso mismo, no deberían estarlo diciendo tanto, porque ya quienes la construyeron, se arrepintieron), de cuando lo obligaron a hacer trabajos forzados en la caña, y al no aguantar los malos tratos, decidió aceptar la propuesta del entonces teniente Reinier, quien le sugirió que, si quería salir de allí, mejor que se convirtiera en agente de la seguridad y penetrase las altas esferas de la iglesia católica, ese organismo vendido a los intereses de la aristocracia batistiana. “Acepté con orgullo revolucionario”, dijo el agente, “cuando el teniente me dijo que si no lo hacía, me mandaba para Bolivia con el Che Guevara”…

Desde entonces el agente Capellán Tormenta vivió la doble existencia de un revolucionario y un eclesiástico, escalando posiciones poco a poco hasta convertirse en un flamante cardenal al servicio de la Revolución. Entre sus méritos mayores está la deportación en masa de casi todos los presos políticos encauzados en el 2003, con lo cual le sacó de encima al gobierno un señor problema en el futuro inmediato. También colaboró desde el anonimato con la efectiva estrategia oficial de no hacerle caso a ningún disidente y mantenerlos rezando el mayor tiempo posible, aunque desalojándolos de los templos cuando la cosa se ponía fea.

Interpelado acerca de su más reciente misión, a raíz de la próxima visita del papa Benedicto XVI, respondió: “Hemos conseguido, después de años de sacrificio, que el papa venga a Cuba convencido de que aquí no hay ningún problema, que las Damas de Blanco son mercenarias, que gritan muy alto y que eso le puede hacer daño en el oído, pero sobre todo, convencido de que aquí nunca hubo persecución a los religiosos…”

Reunido con vecinos de su antiguo barrio habanero, así como con otros agentes ya revelados en anteriores emisiones del programa (que llegaron desesperados por conocer a su más reciente colega, y por comer los bocaditos que trajeron los compañeros del MININT para el motivito), y luego de un solemne acto donde unos pioneritos le cantaron “Noche de paz” y “El himno del Ejército Juvenil del Trabajo”, Ortega reconoció que dejar de vestir los hábitos, y con ellos los privilegios que ostentaba como alto ministro de la iglesia católica, no era nada comparado con el orgullo de pertenecer a un pueblo digno, un pueblo que resistirá al injusto bloqueo imperialista aunque tenga que permanecer cincuenta años más comiendo pasta de oca. Aclaró que, debido a la costumbre, usaría por algún tiempo una vieja bata de casa que perteneció a Vilma Espín, y que le regaló el presidente Raúl Castro en un gesto inolvidable.

“Raúl y yo hemos compartido mucho más de lo que ustedes pudieran imaginarse”… Y quedó así, con los ojos en blanco, acaso rememorando sus antiguas oraciones a Dios o al comandante en jefe, mientras caían los créditos del programa especial “Las razones de Cuba”, transmitido por los servicios informativos de la televisión cubana.

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martes, marzo 20, 2012

Día Mundial sin Chocar con la Fibra.

Mi aplauso para los vegetarianos, aquellos seres que se niegan a comer carne ya sea por religión, humanismo o tan sólo por conservar una buena figura. Mi respeto para todos aquellos que hoy, 20 de marzo, prescinden de la carne en su dieta y sólo consumen vegetales, haciendo honor a miles de animalitos que, gracias a ellos, retardarán unos veinte minutos el inevitable sacrificio. Por mi parte, queridos amigos… no, gracias.

Como hace un tiempo ya hablé del Día Mundial del Apagón, con aquella negativa a apagar un solo bombillo la noche de universales culpas electroenergéticas, así mi origen cubano me desanima a seguirle el paso a una campaña tan altruista, a una movida organizada por seres amorosos que, o bien quisieran ver a las reses libres como en la India – y tras ellas a los puercos, pollos, chivos, pavos, etc., todos compartiendo despreocupadamente la civilización con nosotros los humanos – o bien sienten culpabilidad de haber comido tanta fibra cárnica durante muchos años y ahora esperan retribuir a la naturaleza con este breve martes de abstinencia proteínica.

Haber residido en Cuba durante los precarios años noventa bastaría a cualquiera para, de inmediato, hacerse el desentendido ante una iniciativa tan noble. Nosotros, que comimos bistec de cáscara de plátano y picadillo de soya con una cantidad homeopática de sospechoso origen animal, quedamos automáticamente fuera de esos complejos de culpa primermundistas que llevan a otros – incluyendo a países pobres – a sentirse como caníbales sin alma ni escrúpulos delante de un buen bistec con cebollitas y tostones.

Ya dejamos de comer más carne que la que dejarán hoy de ingerir los efímeros vegetarianos en toda América del Norte y Europa. De hecho quienes siguen allá en la isla, escuchando promesas de una mejoría alimentaria que nunca llega, en su mayoría continúan a dieta parcial o completa de carne, especialmente la proveniente del ganado vacuno. Somos, en síntesis, una sociedad con ascendientes españoles y africanos, pero con una rara mutación que nos convierte en una sociedad con descendencia hindú. Hindúes involuntarios, pues no se trata de que las reses anden sueltas por la ciudad devorando los marpacíficos de nuestro jardín sin miedo al machetazo, sino de que las vacas sagradas cubanas son ya patrimonio de la imaginación, o del recuerdo que quedó de un producto enlatado en la extinta Unión Soviética.

Por ello no siento remordimiento alguno por ir a cenar hoy, Día Mundial Sin Carne, a una taquería y pedir allí una cantidad obscena de carne asada, y si me cupiera, pasaría un poco más tarde por los puestos de hotdogs de la Universidad de Sonora, que tienen unas salchichas envueltas en tocino que son como para persignarse y engullirlas como cosa santa. Ya dejé de comer suficiente carne como para compensar con creces mi mala conciencia carnívora en un día como hoy.

Para mí, mientras pueda, todos los días del resto de mi vida serán Días Mundiales Con Carne.

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domingo, marzo 18, 2012

Sheldon Cooper en el Palacio de las Convenciones.

La Habana (AIN).- El afamado científico norteamericano Sheldon Cooper, originario de Texas, ofreció una conferencia ayer en el Palacio de las Convenciones de La Habana, a propósito del IV Simposio Cubano de Física Fitosanitaria, que se celebra en dicha institución al mismo tiempo que el XIV Congreso de Aguas Albañales Latinoamericanas, el III Fórum Centrocaribeño de Piezas de Repuesto para la Fabricación de Maracas, y el VI Encuentro de Manicures y Pedicures de Asia, África y Oceanía.

Sheldon Cooper participó del panel “El bloqueo imperialista, culpable de la crisis económica en la isla”, donde dio lectura a su ensayo “La teoría de las cuerdas como idea superior a la teoría de los bucles de Leslie Winkle”, el cual fue muy aplaudido por la comunidad científica nacional e internacional presente en el foro. Posteriormente fue invitado a participar del conversatorio “Culpabilidad del bloqueo imperialista en el decrecimiento económico cubano”, y terminó la tarde en el foro interamericano “Bloqueo imperialista, el culpable de que no le vaya del todo bien a la economía cubana”.

Pudimos abordarlo brevemente a la salida del Palacio de las Convenciones, le agradecimos a nombre de la prensa cubana su apoyo a la causa por la liberación de los Cinco, a lo cual respondió, en perfecto español: “Siempre he apoyado la causa de que los números tengan toda la libertad del universo. Y no sólo los cinco, sino también los Nueves y los Sietes. Sólo tengo reservas con liberar a los Treces, porque soy un poco supersticioso”.

Le preguntamos también sobre otros temas científicos de interés, como por ejemplo, la injusta guerra mediática desatada por la CIA y las organizaciones anticubanas de La Florida, y Sheldon Cooper respondió amablemente con cuarenta y cinco minutos de un recuento histórico desde la Batalla de las Termópilas hasta las Guerras Floridas del Imperio Azteca.

Para finalizar, y ya que había venido a propósito de un evento científico de gran relevancia, le preguntamos su opinión sobre las reformas económicas que el gobierno cubano está implementando en la actualidad para actualizar el modelo socialista. El doctor Cooper expresó: “Es una estrategia perfecta, que sin dudas salvará a la revolución socialista y llevará al país a un crecimiento económico sin precedentes en la historia de la humanidad…”

Luego nos dedicó una encantadora sonrisa y expresó: “¡Bazinga!”, con lo cual seguramente dejaba plasmado, en términos académicos, su simpatía por la revolución cubana y sus logros en el terreno de la ciencia, esos que tuvieron gran difusión y múltiples debates durante el recién finalizado simposio en el Palacio de las Convenciones.

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viernes, marzo 09, 2012

Curso de Demagogia.

La demagogia, del griego demos (“pueblo”) y agein (“dirigir”), como en la palabra democracia (sólo que esta termina con kratos, que significa “poder”), ha sufrido pocos cambios desde los tiempos de Aristóteles. Dirigir, inducir, manipular, ha sido por siglos el ejercicio favorito de aquellos políticos que hablan más de lo que hacen, aquellos que reúnen alharaca, falacia, demonización y estadísticas fuera de contexto para conformar un suave colchón en el que permanecer tanto tiempo como les sea posible.

La demagogia es como el discurso de Cantinflas, sólo que no persigue hacer reír sino adormecer., entretener, dilatar, confundir. Y es que los políticos no suelen ser cómicos sino más bien cabrones, no despiertan afecto sino más bien fanatismo, o terror.

Para ellos nació la demagogia, ese instrumento de posibilidades inagotables con el que pueden pasar décadas reiterando clichés, reciclando consignas y frases hechas, y pueden permanecer así mientras Némesis, la diosa griega del castigo, no se da cuenta de que el tiempo transcurre y los políticos llevan ya demasiado tiempo viviendo del cuento, como el poeta Homero, o como la Tía Tata.

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Demagogia, por el actor Alberto Maceo.

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miércoles, marzo 07, 2012

Evolución de la guataca.

La guataca, como arte de la adulación suprema, ha calado hondo en la Nueva Trova cubana. Aunque este movimiento se definió en sus inicios como rebelde y contestón, en la actualidad las guitarras poéticas nacionales han devenido en un emplasto de ambigüedad metafórica, melosidad paradójica y, de vez en cuando, guataquería enhiesta.

En el sano ejercicio de este derecho, se reunieron ayer en la Casa del ALBA, en La Habana, un grupo de trovadores cubanos, junto a funcionarios como Ronald José Blanco, embajador de Venezuela, y el recién estrenado ministro de cultura, Rafael Bernal. A este último lo googleamos a ver que salía – digamos, cómo se ganó el puesto más importante de la cultura cubana, luego de que retirasen a Abel Prieto – pero no apareció nada, fuera de una despedida de duelo, y que llevaba ya buen rato como viceministro y cuadro del partido.

Todos ellos estaban allí para rezar por la salud de Hugo Chávez, quien no asistió, aún a pesar de que el hospital quedaba bastante cerca y que según sus más recientes declaraciones, está perfectamente sano y sin “lesiones”, luego de la última intervención quirúrgica.

Para nuestra sorpresa, la tradición de guataquería que inició Silvio Rodríguez, está teniendo nuevos brotes en la generación subsiguiente. Raúl Torres, trovador que pasó muchos años fuera de Cuba y que ha regresado para realizar una gira nacional tras otra, se unió a este sentido homenaje a Chávez, aunque, según un testigo que pidió no ser identificado, los organizadores del evento le exigieron que no cantase su emblemático tema “No está, se fue…”, por las dudas.

Pablo Milanés, quien ya abandonó el uso del folklórico apero agrícola, y quien ayudase a Raúl Torres a ser conocido en sus comienzos, convalece en Madrid, tras ser operado. No recibió saludos ni dedicatorias por parte de los participantes en el concierto.

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martes, febrero 21, 2012

Pocholo Cotilla, el agente cubano que burló a la CIA.

Entrevista con el autor de Metiendo con el rostro, volumen testimonio de su paso por la Agencia Central de Inteligencia, como infiltrado de la Seguridad cubana, y su peligrosa labor dentro de la Universidad de La Habana.


La tarde cae sobre la Fortaleza de la Cabaña, y caen también dos toneladas de copias del libro Metiendo con el rostro, en el stand de la Editora Política del PCC, en la Feria del Libro de La Habana. Pocholo Cotilla, el feliz escritor, accede a contestar a nuestras preguntas mientras espera por si alguno de los ochocientos jóvenes que han traído en guaguas desde una secundaria de Regla quisiera algún ejemplar autografiado. Como parecen más interesados en un reguetonero que hace pruebas de sonido en una tarima cercana, Pocholo se deja fotografiar y comenzamos el diálogo.


Compañero Cotilla, su libro Metiendo con el Rostro recrea pasajes escabrosos de su misión, cuando estuvo infiltrado en el enemigo. ¿Alguna vez estuvo en peligro real?


Claro que sí, muchas veces. Como el agente Angulo, para la CIA, tuve que meterme en las aulas universitarias, y seducir a algunas jovencitas para ponerlas de parte de los malos, y el peligro de eso está en que a uno se le rompe el corazón cuando te desprecian, algo que me pasaba constantemente y que sólo resistía gracias a mis convicciones revolucionarias.


Y como el agente Abelardito, para la seguridad cubana, ¿no tuvo que enfrentar el rostro del enemigo, usar las armas, en pos de la libertad de los pueblos oprimidos por el imperialismo?


Bueno, tú sabes, ya no son los tiempos de “En silencio ha tenido que ser”… Ahora el peligro no está en rescatar a un guerrillero en Tegucigalpa, o en matar al coronel García, sino que la cosa es como de escuchar y soplar, tú sabes, ya nosotros los agentes ni siquiera nos lucimos en Miami con avioncitos y eso, desde que se cepillaron a la Red Avispa – aunque todavía quedan algunos de nosotros en la radio de La Florida, o por ahí metiendo cabeza como pueden – así que el riesgo nuestro, en el campo de batalla universitario, es que algún estudiante te tire una tiza cuando estás de espalda, o que, ya asumiendo tu papel de contrarrevolucionario, te acerques a las Damas de Blanco, llegue una turba organizada por la policía y cojas tu trancazo de rebote, o tu patada en los testículos por parte de un oriental del contingente Blas Roca.


En su libro, usted revela las estrategias del imperialismo yanqui para destruir a la Revolución. ¿Cómo contactaron con usted desde Langley para tratar de convertirlo en traidor a la patria?


Me contactaron a través de un primo mío cuya suegra estaba casada con un desmochador de Cumanayagua que tenía a su padrastro en el South West de Miami, creo que a través de un sobrino de este señor fue que me hablaron, no recuerdo si fue desde Langley, o si fue de la OFICODA de Guanabacoa, el hecho fue que me llamaron por teléfono y me preguntaron si yo era el primo de Angulo. Eso tenía que ser una clave de espionaje, así que de inmediato informé al Departamento de la Seguridad del Estado, quienes me nombraron agente Abelardito, y me dieron instrucciones para que me acercase a los estudiantes de la universidad y les hablara mal del gobierno, a ver si alguno caía y así podían botarlo de sus estudios universitarios.


Por supuesto, los estudiantes revolucionarios repudiaron sus opiniones en contra de la patria…


La verdad es que sólo uno, el hijo de un viceministro, defendió al sistema. Los demás se explayaban cada vez que los sonsacaba, y me decían que se cagaban en el gobierno y que tenían tremendas ganas de comerse un bistec de res. Pero yo sé que lo hacían para disimular, para que la CIA creyera que los jóvenes no querían a su revolución. Lo sé porque esos mismos que un día despatarraban de los dirigentes y el partido, al otro día estaban en un acto político con banderitas y todo, apoyando al socialismo.


Usted apareció ante las cámaras de televisión en un programa especial, donde reveló que en verdad no era un traidor a la revolución, sino un héroe anónimo… ¿Cuál fue la reacción de sus conocidos al enterarse finalmente de la verdad?


La presidenta del CDR se emocionó mucho y me trajo un platico de arroz con leche. Se disculpó por haberme roto la puerta de la casa con un hacha la semana anterior, por haberme embarrado de chapapote los muebles de la sala y por haberme gritado “mercenario hijoeputa” delante de mi hija de seis años, la tarde aquella en que mandaron a un camión con policías de civil para cercar mi casa y golpearme con bates de béisbol. Yo me emocioné mucho también, porque sabía que aquello no había sido algo personal, sino la justa indignación del pueblo hacia un presunto gusano apátrida que había cometido el imperdonable crimen de hablar mal del gobierno. Después me han llevado a muchos actos, más o menos veinte o treinta por semana, y a muchos programas de televisión, informativos sobre todo, pero también infantiles y musicales. Hace tres días me pusieron en el escenario de un estudio del ICRT mientras tocaba la orquesta de Paulito FG, y estuve como media hora de pie al lado del timbalero. Lo importante es que el pueblo sepa que el imperialismo está tratando de desestabilizar a la Revolución.


Aquí en esta Feria del Libro es impresionante como la gente lo reconoce y le brinda su apoyo.


Así es. A cada paso alguien me reconoce, me saluda o me señalan por dónde tengo que ir. Entre tanto tumulto, parece que quieren estar seguros de por dónde voy, y me lo indican diciéndome: “Beeeeee”… Eso es muy reconfortante.



Ya casi se hacía de noche en la fortaleza de La Cabaña, y por un instante creímos escuchar alaridos de fantasmas, miles de almas en pena de aquellos enemigos de la revolución que fueron fusilados por el Che Guevara sin juicio a inicios de los años sesenta, pero sólo se trataba del concierto de reguetón que ya comenzaba. El libro Metiendo con el rostro quedaba como el más vendido de la feria, que había sido dedicada a Virgilio Piñera (un desafecto de los años setenta, un pervertido homosexual que al parecer ahora hay que tener en cuenta, supongo que para contentar a la prensa extranjera), gracias a que cada ejemplar costaba sólo tres pesos moneda nacional y estaba impreso en un papel muy bueno para usos higiénicos.


Pocholo Cotilla se despidió de este reportero, y de inmediato se subió a un jeep que lo llevaría hasta la boda del sobrino de un general, donde serviría de perchero, siempre a modo de recordatorio acerca de su valentía e integridad, y de las patrañas y calumnias del imperialismo yanqui en contra de nuestro proceso revolucionario.


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El compañero Pocholo Cotilla departiendo, en la sesión de un acto político-cultural, junto a Raúl Castro y el Ministro de Cultura.
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viernes, febrero 17, 2012

I am Sean.

Resulta curioso como el personaje Sam Dawson, de la película I am Sam (Dirigida por Jessie Nelson en 2001), parece hoy mucho más lúcido y coherente que el propio actor que lo interpretó, Sean Penn, ese que fue nominado al Oscar por su emotiva interpretación del tierno retrasado mental que luchaba por la custodia de su pequeña hija, Dakota Fanning. Sean Penn ha escogido luchar por la custodia de Hugo Chávez, y con ello demostrarle al mundo que su cerebro funciona con mayor dificultad que el de su personaje, y que no sólo estaría en apuros para vender hamburguesas, sino también para darse cuenta de que su protegido, lejos de ser un paladín de la justicia, luego del descabellado entrenamiento estalinista que ha recibido por parte del gobierno cubano en los últimos años, ha acrecentado su imagen alucinada con manías de grandeza, épicas contorsiones a partir de su encriptada enfermedad, y más recientemente, un vocabulario muy poco caballeroso (por llamarlo de alguna manera) a la hora de dirigirse a la creciente oposición.

“Mi amigo Sean Penn”, así cataloga Chávez al actor, con mucho orgullo, y cita vagamente una película suya, catalogándola como “muy divertida, muy buena esa comedia”, refiriendo que se trataba de una historia donde Penn “es guitarrista y tiene una novia muda” – sin tener la más mínima noción de que Acordes y Desacuerdos fue dirigida por Woody Allen, y que sólo por ello merecería un comentario público algo más sofisticado que “muy buena esa comedia” – mientras ataca a su contrincante de la oposición, Henrique Capriles, llamándolo “majunche” (insulto que en Venezuela significa algo así como “buena mierda”), además de que “tienes rabo de cochino, roncas como cochino, entonces eres cochino”...

Tener como amigo a un dictador platanero que – otra vez siguiendo el ejemplo cubano – no gusta de asimilar las opiniones contrarias, ya sería suficiente para este actor, virtualmente retrasado (y con ello espero no ofender a esos seres humanos, generalmente sensibles y puros, que son las personas con capacidades disminuidas), si no fuese porque ha tenido la brillante idea de pedirle a Hugo Chávez que cante (!!!) en un concierto benéfico que está organizando en los Estados Unidos para ayudar a los damnificados de Haití.

Sam Dawson, sin duda alguna, estaba mucho más sano cuando trataba de aprenderse el menú de las hamburguesas, que Sean Penn al tratar de colocar a Hugo Chávez Frías en el elenco de un espectáculo musical.

Sinceramente, y teniendo en cuenta que su amistad también es intensa con los gobernantes cubanos, espero de todo corazón que, al pasar por La Habana no se le ocurra invitar a Raúl Castro para que acompañe a Chávez, bailando o tocando las maracas, en el ya mencionado concierto por las víctimas del terremoto en Haití.
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viernes, febrero 10, 2012

Operación Frazada.

La policía política cubana acaba de estrenar una nueva táctica de lucha en contra de los sediciosos asalariados del imperialismo en Santa Clara, esos mercenarios que, aún vistiendo muy pobremente, viviendo en casas deterioradas con muebles remendados, de alguna manera misteriosa se están enriqueciendo con el financiamiento del imperialismo yanqui y la mafia de Miami,

La nueva estrategia de combate ha sido bautizada por el alto mando del Ministerio del Interior en la provincia Villa Clara como “Operación Frazada”, y funciona de manera impecable, tal y como podemos apreciar en las imágenes tomadas el pasado 1º de febrero.

Ese día unas cuantas mujeres – ya saben, unas diabólicas mercenarias a sueldo de la CIA – pertenecientes al Movimiento Femenino por los Derechos Civiles Rosa Parks, se manifestaron con pancarta y gritos por un barrio periférico de la ciudad de Santa Clara, siendo tomadas en vídeo desde una casa – obviamente habitada también por criminales a sueldo del imperio norteamericano – y como las autoridades siempre están al tanto de estas escaramuzas opositoras, ya tenían varios carros y un buen número de agentes asignados para reprimir a las violentas voces femeninas.

Muy suspicaces ellos, se dieron cuenta que había una camarita tomando vídeos desde una ventana, así que pusieron de inmediato a rodar la Operación Frazada, consistente en dos agentes de mentes brillantes que, con una manta de dormir extendida, procedieron a bloquear el ángulo de la toma, impidiendo así, al menos en sus fantasías, que el mundo viese como un grupo de policías de uniforme y civiles machacaba, tironeaba y finalmente se llevaba presas a unas cuantas mujeres.

La nueva estrategia policial ya está siendo seminariada por la Seguridad del Estado en otras provincias, incluyendo la capital, y próximamente se pondrán en práctica otras versiones con fundas de almohada, colchas de limpiar el piso y sacos de yute, para bloquear la visibilidad de las cámaras espías en las golpizas a las Damas de Blanco en Centro Habana y las pateaduras a disidentes en Palma Soriano.

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viernes, enero 27, 2012

Réquiem por el Campoamor.

Comenzaba esta década inicial del siglo y unos cuantos del grupo teatral Buendía andábamos buscando un espacio para independizarnos de la sede en Nuevo Vedado – ya para entonces acaparada por la directora general en su nuevo montaje – y tras los pasos de Antonia Fernández, quien había dirigido el exitoso Historia de un Caballo y ya planificaba darle otra vez la patada a la lata con su versión de Romeo y Julieta, llegamos al teatro Campoamor, pasando revista a algunas de las sedes que nos proponía el Consejo Nacional de Artes Escénicas. Las posibilidades que nos ofrecían ya para ese tiempo resultaban muy poco reconfortantes, y el Campoamor, devenido en una ruina casi total, apenas cumplía con su función de parqueo de bicicletas para los trabajadores y artistas del colindante Gran Teatro de la Habana, una función desmejorada para una edificación de tan exquisita arquitectura, y que ya tenía asignada desde principios de los noventa, época en la que guardaba allí mi bicicleta soviética mientras ensayaba en la sala Carpentier con mis compañeros del ISA.

Antonia, nieta de la excelsa Rita Montaner, recordaba que su abuela había debutado en ese sitio, y que allí habían acontecido algunas de esas anécdotas picantes que de ella guardaba la memoria popular. Allí en el Campoamor fue donde por primera vez subieron a escena los tambores batá, de la mano del sabio don Fernando Ortiz. Muchas figuras internacionales habían pasado por sus camerinos en todo el siglo XX. Pero comenzando el XXI no quedaba ya mucho por hacer. No sobrevivió nada del lunetario, las paredes habían perdido su forma y repello originales, el escenario era una trampa mortal y el techo dejaba ver enormes grietas por las que el intenso sol habanero metía sus brazos de luz hasta el piso mugroso y polvoriento.

Adivinamos que, a pesar de la magia que sobrevivía al mal estado del edificio, meternos allí habría sido un acto de suicidio colectivo, incluso para miembros de una compañía como el Buendía, que había nacido de la trabajosa restauración de una iglesia abandonada. Sabíamos que nada detendría ya la caída de aquel teatro, que la decrepitud de una ciudad gobernada por la indolencia se extendía como una epidemia en la gran mayoría de sus edificaciones, y que sólo éramos un grupo de teatreros sin más poder que el de adaptarnos y seguir entregando arte sin pedir mucho a cambio.

Como en cualquier parte de La Habana donde aún queden paredes y techo, sin importar lo precario de su estado, al parecer alguien vivía entre los pisos inestables del Campoamor, alguien que ayer murió aplastado por el peso de la decadencia social, alguien que, al igual que los muertos y heridos – de número aún no determinado – del otro derrumbe que hace poco más de una semana acabó con otro inmueble habanero, no será contemplado entre las víctimas de la política sino de la casualidad.

La Habana se nos viene abajo, como el Campoamor, y por desgracia, no se trata de una simple metáfora.

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miércoles, enero 25, 2012

Cuba: un estado en perpetua negación.

He extraído de un estudio sobre pacientes con enfermedad en fase terminal, este párrafo: “Frente al diagnóstico de la enfermedad y ante el pronóstico de muerte, la persona se rehúsa a creer que el asunto tenga algo que ver con ella. El paciente terminal suele asumir que en alguna parte se cometió un error, que los reportes médicos están equivocados o que las pruebas clínicas se refieren a otra persona. La fase de negación suele movilizar a los pacientes a buscar una segunda opinión, pero muy pronto esta fase se desvanece para dar paso a otra de indignación, hostilidad y rabia (…)”

A esta etapa se le denomina “fase de negación”, y resulta curioso cómo funciona igual para las personas que para los gobiernos.

El mío, el cubano, se está muriendo lentamente, y mientras se engaña elaborando estrategias para parecer más saludable de lo que en realidad está, se adentra en una fase de negación en la que los hechos no son tan importantes como el reporte médico que debe anunciar, de todas todas, que el paciente está mejor que nunca.

La majadería terminal se potencia en argumentos tan desesperados como afirmar que Wilmar Villar – preso político recientemente fallecido en una huelga de hambre – “ni era preso político ni estaba en huelga de hambre”… La negación a ultranza, inmediatamente achacada a una “campaña difamatoria de los enemigos de la revolución”, no tiene en cuenta que desde noviembre del 2011 existían reportes regulares acerca de la huelga de Villar Mendoza, también de la manera en que la interrumpió cuando le aseguraron que sería liberado, y de cómo la retomó al descubrir que había sido engañado. El paciente terminal niega todo, asegurando que el fallecido era un preso común, golpeador de mujeres, y bloqueando internamente los comunicados emitidos por su viuda – la presunta golpeada – pues nadie tiene el derecho de rebatir la palabra oficial, mucho menos algún testigo que le lleve la contraria.

Y no es extraño que el gobierno persista en que Wilman Villar era un preso común. De reconocer que se trataba de un prisionero de conciencia, y de que su muerte fue algo más que la muerte “natural” de un hombre saludable de 31 años, estaría dejando la posibilidad de que alguien estuviese dispuesto a dar la vida por una causa en su contra. Al patalear con la eterna acusación de que cada opinión contraria es una opinión vendida al oro del imperialismo, le resultaría difícil enmarcar a este hombre como un mercenario, puesto que los mercenarios persiguen el dinero y no suelen estar dispuestos a morir.

Pero la negación del enfermo terminal sigue más allá de las coyunturas o las crisis políticas, más allá de darle un doctorado Honoris Causa a un iraní que comete genocidio, que negó el holocausto, que ejecuta a homosexuales y discrimina a las mujeres. La negación llega a la infamia de borrar el legado cultural cuando sus protagonistas son personas no gratas al régimen. Mientras México hace fiesta por la nominación al Oscar de Demián Bichir y Emmanuel Lubezki, el Granma notifica el reconocimiento de la academia a Chico y Rita, sin mencionar al cubano que inspiró el filme y compuso su banda sonora, Bebo Valdés. El descomunal músico nacido en Quivicán no existe para la prensa cubana, ese incansable instrumento de negación y manipulación nacional.

Cosas como estas se dan cuando el líder de la revolución – el comandante que desde hace años luce perpetuamente en las últimas, aunque se resista a abandonar la política y el mundo de los vivos –, asegura en su más reciente reflexión, que “(…) Un periodista de Granma, Juventud Rebelde, noticiero radial, o cualquier otro órgano revolucionario, se puede equivocar en cualquier apreciación sobre cualquier tema, pero jamás fabrica una noticia o inventa una mentira”...

La negación incluye también la congelación de la memoria. Cuando el comandante afirma, en la misma reflexión, “(…) No ignoramos que ahora en España gobiernan los admiradores de Franco, quien envió a miembros de la División Azul junto a las SS y las SA nazis para matar soviéticos”, desacreditando a los que ahora repulsan la muerte del preso político desde la península y la Unión Europea, esconde socarrón el hecho de que él mismo fue admirador de Francisco Franco, y que en noviembre de 1975 decretó tres días de duelo oficial en Cuba por la muerte del dictador español.

No ver la realidad es ya una práctica de supervivencia psicológica para ese cadáver en ciernes que es el estado cubano. Sólo nos queda rezar para que no se produzca jamás la fase que, en los moribundos, sigue a la negación: la fase de “Rabia”, esa que según los estudiosos, ocurre cuando el paciente entiende que su situación es realmente seria, y se torna un individuo iracundo, resentido hacia los seres saludables que lo rodean.

Quedarían las etapas de “Depresión”, “Negociación” y finalmente “Aceptación”, pero todos sabemos de sobra que, con este paciente en particular, las negociaciones y aceptaciones no son algo probable.

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miércoles, enero 18, 2012

Nadie se acuerda de la Ley CALDOSA.

El mundo entero anda revuelto con la posibilidad de aprobación de la Ley SOPA (Stop Online Piracy Act), y aunque el propio gobierno norteamericano se ha pronunciado en contra de ella, los antecedentes no resultan muy esperanzadores: España ha aprobado la Ley Sinde (un producto de limitación similar para las páginas con links de descarga gratuitos), que a partir de marzo entrará a fastidiar a millones de internautas no sólo en la península sino en cualquier parte del mundo donde la gente busque acceder a sus enlaces.

Por alguna razón, desconozco que haya movimientos globales para que Cuba elimine la vieja Ley CALDOSA, existente desde la aparición misma de Internet, y que, tal y como indican sus siglas en dialecto cubiche, ha sido una “Censura Amplia Limitando Duro Otros Sitios de Afuera”… Como cada ley cubana actual, su aplicación desde las altas esferas no ha tenido nada que ver con decisiones populares, y aunque difiere de la Ley SOPA en que no impide la descarga de archivos – la velocidad de navegación es tan mala que hace prácticamente imposible bajar un simple videíto de YouTube – sí es estricta en cuanto a la visualización de páginas consideradas “enemigas”, aunque por regla general se ahorra hasta la necesidad de bloquear contenidos “peligrosos”, usando el simple recurso de la no proliferación de Internet dentro de la isla. Así de sencillo: en la actualidad no llega ni al 3% la cantidad de cubanos que puede conectarse a Internet, muy pocos desde sus casas y casi todos de manera esporádica.

Nuestra Ley CALDOSA ha generado una burbuja nacional en la que los derechos de autor no son tan importantes como los derechos del poder. Haber creado una Intranet exclusiva para los ordenadores cubanos, con algunos soportes de correo electrónico (cubarte, infomed…) con ancho de banda paupérrimo y permanentemente monitoreados, así como las criollas EcuRed (versión ideologizada de Wikipedia) y Redsocial (un plagio mongo de Facebook inaccesible desde el exterior), garantiza la censura total a cada movimiento en redes informáticas, sin necesidad de establecer reglas especiales para el control de los derechos de autor. De cualquier manera Cuba, con la justificación del embargo, participa de la piratería de forma institucionalizada.

Ahora que el mundo protesta en contra de la limitación aviesa del libre tránsito por Internet, proyecto lanzado por el republicano cara de insatisfecho sexual Lamar S. Smith, no está de más recordar nuestro propio contexto, el cubano, y como hemos vivido desde siempre en el desagrado de tener que tomar SOPA en lugar de algo más consistente.

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lunes, enero 16, 2012

Hay cosas con las que no se jode, Platanito.

Algo así escuché de boca de Daniel Rabinovich, ese genio de Les Luthiers, hace años en La Habana. El argentino, un maestro internacional del humor, aseguraba que las guerras recientes, el SIDA y otros temas sensibles, sencillamente no había por qué tocarlos. “Hay cosas con las que no se jode”, decía Daniel, y esto es algo que, por exceso de confianza, por ausencia de piedad, por poca conciencia de los límites, acaba de pasarle al mexicano Sergio Verduzco, más conocido como el payaso Platanito.

El clown es, quizás, la entidad escénica que mayor humanidad, candidez y solidaridad con el espectador irradia en su trabajo. Eso lo aprendí de Hernán Gené y Guillermo Angelelli, brillantes actores del desaparecido grupo El Clú del Claun, con quienes tuve el placer de pasar un enjundioso taller hace ya casi veinte años. Cuento entre mis amigos y colegas de Hermosillo a Tony Tambor, un actor payaso de impecable trayectoria, y quien ya se ha expresado al respecto, fiel a la ética y el buen gusto, a nombre de la sucursal sonorense de la Asociación Latinoamericana de Payasos. No hay cabida a la sordidez o la escatología en el arte del clown teatral, y uno auténtico jamás bromearía con la desventura de 49 niños muertos y más de 70 con daños y secuelas graves.

Tampoco esperaría siquiera una disculpa de Platanito luego de generar chistes tan groseros como aquellos de “chavitos al pastor” o “Kentucky Fried Children”, aparecidos en un vídeo de YouTube, y que han generado un aluvión de condenas en Twitter y en toda la red… No hay cómo disculparse ante una ciudad que vivió momentos dantescos el 5 de junio del 2009, cuando la guardería ABC sufrió aquel incendio tenebroso, no hay cómo disculparse con los padres que siguen llorando a sus hijos, sin que aparezca aún el castigo a los responsables.

¿Quién quiere hacer licuado de platanito?”, puso en su Facebook una amiga, actriz de Hermosillo, y entre los reclamos para boicotear al seudo payaso han crecido ya iniciativas concretas de protesta, pues a no pocos se les atraganta el enojo y la impotencia, y es de presumir que el señor Platanito no pueda venir a actuar a Sonora en muchos años. Quizás, eso espero, tampoco a otros estados donde a la gente no se le olvide que alguna vez fue capaz de joder con la tragedia humana.

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GAIABCPLATANO by audiorock

En un programa de hoy, en vivo con Gustavo Adolfo Infante, en la 98.5, y donde interviene, comentando el caso Platanito, el padre de uno de los niños fallecidos en la Guardería ABC.
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