miércoles, marzo 21, 2012

Las razones de Jaime.

La Habana (AIN) Para sorpresa de todo nuestro pueblo, y para escarnio del imperialismo norteamericano, esta tarde, en emisión especial de la Mesa Redonda, se dio a conocer la noticia de que Jaime Ortega y Alamino, conocido como Cardenal y Arzobispo de La Habana, en realidad se desempeñaba como agente de la Seguridad del Estado, operando con el sobrenombre de “Capellán Tormenta” desde la primavera de 1967, o sea, desde hace ya 45 años.

Ortega declaró ante las cámaras de la televisión cubana que gracias a la ardua labor de la inteligencia cubana, hoy día la Iglesia nacional tiene el índice más elevado del mundo en sacerdotes altamente calificados en la Ñico López, la Escuela Superior del Partido Comunista. Comentó asimismo que sus comienzos como agente datan de los difíciles años en que, por haberse iniciado en el sacerdocio, fue confinado a la UMAP (Unidad Militar de Ayuda a la Producción, que la propaganda enemiga siempre sitúa como un campo de concentración castrista para religiosos, homosexuales y desafectos, y que aún siendo eso mismo, no deberían estarlo diciendo tanto, porque ya quienes la construyeron, se arrepintieron), de cuando lo obligaron a hacer trabajos forzados en la caña, y al no aguantar los malos tratos, decidió aceptar la propuesta del entonces teniente Reinier, quien le sugirió que, si quería salir de allí, mejor que se convirtiera en agente de la seguridad y penetrase las altas esferas de la iglesia católica, ese organismo vendido a los intereses de la aristocracia batistiana. “Acepté con orgullo revolucionario”, dijo el agente, “cuando el teniente me dijo que si no lo hacía, me mandaba para Bolivia con el Che Guevara”…

Desde entonces el agente Capellán Tormenta vivió la doble existencia de un revolucionario y un eclesiástico, escalando posiciones poco a poco hasta convertirse en un flamante cardenal al servicio de la Revolución. Entre sus méritos mayores está la deportación en masa de casi todos los presos políticos encauzados en el 2003, con lo cual le sacó de encima al gobierno un señor problema en el futuro inmediato. También colaboró desde el anonimato con la efectiva estrategia oficial de no hacerle caso a ningún disidente y mantenerlos rezando el mayor tiempo posible, aunque desalojándolos de los templos cuando la cosa se ponía fea.

Interpelado acerca de su más reciente misión, a raíz de la próxima visita del papa Benedicto XVI, respondió: “Hemos conseguido, después de años de sacrificio, que el papa venga a Cuba convencido de que aquí no hay ningún problema, que las Damas de Blanco son mercenarias, que gritan muy alto y que eso le puede hacer daño en el oído, pero sobre todo, convencido de que aquí nunca hubo persecución a los religiosos…”

Reunido con vecinos de su antiguo barrio habanero, así como con otros agentes ya revelados en anteriores emisiones del programa (que llegaron desesperados por conocer a su más reciente colega, y por comer los bocaditos que trajeron los compañeros del MININT para el motivito), y luego de un solemne acto donde unos pioneritos le cantaron “Noche de paz” y “El himno del Ejército Juvenil del Trabajo”, Ortega reconoció que dejar de vestir los hábitos, y con ellos los privilegios que ostentaba como alto ministro de la iglesia católica, no era nada comparado con el orgullo de pertenecer a un pueblo digno, un pueblo que resistirá al injusto bloqueo imperialista aunque tenga que permanecer cincuenta años más comiendo pasta de oca. Aclaró que, debido a la costumbre, usaría por algún tiempo una vieja bata de casa que perteneció a Vilma Espín, y que le regaló el presidente Raúl Castro en un gesto inolvidable.

“Raúl y yo hemos compartido mucho más de lo que ustedes pudieran imaginarse”… Y quedó así, con los ojos en blanco, acaso rememorando sus antiguas oraciones a Dios o al comandante en jefe, mientras caían los créditos del programa especial “Las razones de Cuba”, transmitido por los servicios informativos de la televisión cubana.

_

martes, marzo 20, 2012

Día Mundial sin Chocar con la Fibra.

Mi aplauso para los vegetarianos, aquellos seres que se niegan a comer carne ya sea por religión, humanismo o tan sólo por conservar una buena figura. Mi respeto para todos aquellos que hoy, 20 de marzo, prescinden de la carne en su dieta y sólo consumen vegetales, haciendo honor a miles de animalitos que, gracias a ellos, retardarán unos veinte minutos el inevitable sacrificio. Por mi parte, queridos amigos… no, gracias.

Como hace un tiempo ya hablé del Día Mundial del Apagón, con aquella negativa a apagar un solo bombillo la noche de universales culpas electroenergéticas, así mi origen cubano me desanima a seguirle el paso a una campaña tan altruista, a una movida organizada por seres amorosos que, o bien quisieran ver a las reses libres como en la India – y tras ellas a los puercos, pollos, chivos, pavos, etc., todos compartiendo despreocupadamente la civilización con nosotros los humanos – o bien sienten culpabilidad de haber comido tanta fibra cárnica durante muchos años y ahora esperan retribuir a la naturaleza con este breve martes de abstinencia proteínica.

Haber residido en Cuba durante los precarios años noventa bastaría a cualquiera para, de inmediato, hacerse el desentendido ante una iniciativa tan noble. Nosotros, que comimos bistec de cáscara de plátano y picadillo de soya con una cantidad homeopática de sospechoso origen animal, quedamos automáticamente fuera de esos complejos de culpa primermundistas que llevan a otros – incluyendo a países pobres – a sentirse como caníbales sin alma ni escrúpulos delante de un buen bistec con cebollitas y tostones.

Ya dejamos de comer más carne que la que dejarán hoy de ingerir los efímeros vegetarianos en toda América del Norte y Europa. De hecho quienes siguen allá en la isla, escuchando promesas de una mejoría alimentaria que nunca llega, en su mayoría continúan a dieta parcial o completa de carne, especialmente la proveniente del ganado vacuno. Somos, en síntesis, una sociedad con ascendientes españoles y africanos, pero con una rara mutación que nos convierte en una sociedad con descendencia hindú. Hindúes involuntarios, pues no se trata de que las reses anden sueltas por la ciudad devorando los marpacíficos de nuestro jardín sin miedo al machetazo, sino de que las vacas sagradas cubanas son ya patrimonio de la imaginación, o del recuerdo que quedó de un producto enlatado en la extinta Unión Soviética.

Por ello no siento remordimiento alguno por ir a cenar hoy, Día Mundial Sin Carne, a una taquería y pedir allí una cantidad obscena de carne asada, y si me cupiera, pasaría un poco más tarde por los puestos de hotdogs de la Universidad de Sonora, que tienen unas salchichas envueltas en tocino que son como para persignarse y engullirlas como cosa santa. Ya dejé de comer suficiente carne como para compensar con creces mi mala conciencia carnívora en un día como hoy.

Para mí, mientras pueda, todos los días del resto de mi vida serán Días Mundiales Con Carne.

_

domingo, marzo 18, 2012

Sheldon Cooper en el Palacio de las Convenciones.

La Habana (AIN).- El afamado científico norteamericano Sheldon Cooper, originario de Texas, ofreció una conferencia ayer en el Palacio de las Convenciones de La Habana, a propósito del IV Simposio Cubano de Física Fitosanitaria, que se celebra en dicha institución al mismo tiempo que el XIV Congreso de Aguas Albañales Latinoamericanas, el III Fórum Centrocaribeño de Piezas de Repuesto para la Fabricación de Maracas, y el VI Encuentro de Manicures y Pedicures de Asia, África y Oceanía.

Sheldon Cooper participó del panel “El bloqueo imperialista, culpable de la crisis económica en la isla”, donde dio lectura a su ensayo “La teoría de las cuerdas como idea superior a la teoría de los bucles de Leslie Winkle”, el cual fue muy aplaudido por la comunidad científica nacional e internacional presente en el foro. Posteriormente fue invitado a participar del conversatorio “Culpabilidad del bloqueo imperialista en el decrecimiento económico cubano”, y terminó la tarde en el foro interamericano “Bloqueo imperialista, el culpable de que no le vaya del todo bien a la economía cubana”.

Pudimos abordarlo brevemente a la salida del Palacio de las Convenciones, le agradecimos a nombre de la prensa cubana su apoyo a la causa por la liberación de los Cinco, a lo cual respondió, en perfecto español: “Siempre he apoyado la causa de que los números tengan toda la libertad del universo. Y no sólo los cinco, sino también los Nueves y los Sietes. Sólo tengo reservas con liberar a los Treces, porque soy un poco supersticioso”.

Le preguntamos también sobre otros temas científicos de interés, como por ejemplo, la injusta guerra mediática desatada por la CIA y las organizaciones anticubanas de La Florida, y Sheldon Cooper respondió amablemente con cuarenta y cinco minutos de un recuento histórico desde la Batalla de las Termópilas hasta las Guerras Floridas del Imperio Azteca.

Para finalizar, y ya que había venido a propósito de un evento científico de gran relevancia, le preguntamos su opinión sobre las reformas económicas que el gobierno cubano está implementando en la actualidad para actualizar el modelo socialista. El doctor Cooper expresó: “Es una estrategia perfecta, que sin dudas salvará a la revolución socialista y llevará al país a un crecimiento económico sin precedentes en la historia de la humanidad…”

Luego nos dedicó una encantadora sonrisa y expresó: “¡Bazinga!”, con lo cual seguramente dejaba plasmado, en términos académicos, su simpatía por la revolución cubana y sus logros en el terreno de la ciencia, esos que tuvieron gran difusión y múltiples debates durante el recién finalizado simposio en el Palacio de las Convenciones.

_

viernes, marzo 09, 2012

Curso de Demagogia.

La demagogia, del griego demos (“pueblo”) y agein (“dirigir”), como en la palabra democracia (sólo que esta termina con kratos, que significa “poder”), ha sufrido pocos cambios desde los tiempos de Aristóteles. Dirigir, inducir, manipular, ha sido por siglos el ejercicio favorito de aquellos políticos que hablan más de lo que hacen, aquellos que reúnen alharaca, falacia, demonización y estadísticas fuera de contexto para conformar un suave colchón en el que permanecer tanto tiempo como les sea posible.

La demagogia es como el discurso de Cantinflas, sólo que no persigue hacer reír sino adormecer., entretener, dilatar, confundir. Y es que los políticos no suelen ser cómicos sino más bien cabrones, no despiertan afecto sino más bien fanatismo, o terror.

Para ellos nació la demagogia, ese instrumento de posibilidades inagotables con el que pueden pasar décadas reiterando clichés, reciclando consignas y frases hechas, y pueden permanecer así mientras Némesis, la diosa griega del castigo, no se da cuenta de que el tiempo transcurre y los políticos llevan ya demasiado tiempo viviendo del cuento, como el poeta Homero, o como la Tía Tata.

_


Demagogia, por el actor Alberto Maceo.

_

miércoles, marzo 07, 2012

Evolución de la guataca.

La guataca, como arte de la adulación suprema, ha calado hondo en la Nueva Trova cubana. Aunque este movimiento se definió en sus inicios como rebelde y contestón, en la actualidad las guitarras poéticas nacionales han devenido en un emplasto de ambigüedad metafórica, melosidad paradójica y, de vez en cuando, guataquería enhiesta.

En el sano ejercicio de este derecho, se reunieron ayer en la Casa del ALBA, en La Habana, un grupo de trovadores cubanos, junto a funcionarios como Ronald José Blanco, embajador de Venezuela, y el recién estrenado ministro de cultura, Rafael Bernal. A este último lo googleamos a ver que salía – digamos, cómo se ganó el puesto más importante de la cultura cubana, luego de que retirasen a Abel Prieto – pero no apareció nada, fuera de una despedida de duelo, y que llevaba ya buen rato como viceministro y cuadro del partido.

Todos ellos estaban allí para rezar por la salud de Hugo Chávez, quien no asistió, aún a pesar de que el hospital quedaba bastante cerca y que según sus más recientes declaraciones, está perfectamente sano y sin “lesiones”, luego de la última intervención quirúrgica.

Para nuestra sorpresa, la tradición de guataquería que inició Silvio Rodríguez, está teniendo nuevos brotes en la generación subsiguiente. Raúl Torres, trovador que pasó muchos años fuera de Cuba y que ha regresado para realizar una gira nacional tras otra, se unió a este sentido homenaje a Chávez, aunque, según un testigo que pidió no ser identificado, los organizadores del evento le exigieron que no cantase su emblemático tema “No está, se fue…”, por las dudas.

Pablo Milanés, quien ya abandonó el uso del folklórico apero agrícola, y quien ayudase a Raúl Torres a ser conocido en sus comienzos, convalece en Madrid, tras ser operado. No recibió saludos ni dedicatorias por parte de los participantes en el concierto.

_