miércoles, junio 26, 2013

La Bofe Cuba: El chicharrón es helado de guayaba.

Entrevista con los editores de La Bofe Cuba, un blog no oficialista hecho por jóvenes no oficialistas. Según ellos, a mí no me crean.



La extensa y rica trayectoria de este aguerrido grupo de cibernautas matanceros se remonta a más de dos meses y medio. Durante las arduas primeras semanas de postear en su blog La Bofe Cuba, una publicación que apareció en la red de manera alternativa desde el Instituto Superior Politécnico de la Moringa Electrógena (ISPME) en Matanzas, de inmediato recibió la atención internacional por sus ideas de apertura. Los bisoños editores de La Bofe Cuba se las expulsaron de saleríferos y pasaron semanas escribiendo sobre la libertad de internet en Cuba, sobre la necesaria libertad de información, sobre la falta que les hacía una buena memoria RAM para sus equipos IBM XT de 1986, y un disco duro con más de 10 mb de capacidad.

Pero esta actividad en línea, como era de esperarse, no pasó inadvertida para los compañeros del Ministerio del Interior, quienes con mucha cortesía y fervor revolucionario procedieron a cortarles el agua y la luz a los jóvenes bloggers, no sin antes invitarlos caballerosamente a irse para casa del carajo de un instituto que es sólo para los revolucionarios.

Ante semejante disyuntiva, los jovencitos aguerridos y contestatarios reaccionaron con la verticalidad y el decoro que se espera de verdaderos ciberactivistas por la libertad de información: se bajaron los pantalones, se inclinaron hacia adelante y permitieron que un compañero oficial del Ministerio del Interior les introdujese por el fotingo una tarjeta gráfica Súper VGA y una conexión de cable a 25 mbps.

Luego de superado este incidente, los aguerridos activistas matanceros accedieron a contestar algunas preguntas relativas a su trayectoria y reciente mal rato, afortunadamente ya superado.

- ¿Por qué el nombre de La Bofe Cuba? ¿Alguna relación con Silvio Rodríguez?

Artemiso Sánchez: No, para nada... La Bofe Cuba original fue una publicación de mediados del siglo XIX, editada por Sirvelio Montes de Aco, inicialmente dedicada a la lucha por independencia de la corona española, que luego se pasó al anexionismo y terminó como boletín oficial del capitán general Valeriano Weyler durante la Reconcentración. Nosotros quisimos rescatar el espíritu bofe de Sirvelio Montes de Aco, recontextualizándolo en nuestra realidad actual, con toda la objetividad que eso conlleva. Nosotros admiramos mucho a Silvio, pero la verdad es que no es el único bofe en la historia de nuestras gestas revolucionarias.

- Alguna razón especial debió de existir para que los compañeros del MININT tomaran cartas en el asunto.

José Miguel Sapinguez: Yo creo que todo se debió a una pequeña confusión. Los compañeros de la seguridad creyeron que estábamos haciendo contrarrevolución cuando escribíamos sobre la necesidad de que hubiese internet libre en Cuba y dejábamos que cualquiera opinara en nuestros foros, sin censura. Por eso nos bloquearon el sitio, nos sacaron del ISPME esposados, con fundas en la cabeza y nos tuvieron una semana sin beber agua, golpeándonos con panes de la cuota y amenazándonos con cortarnos los testículos y dárselos a Raúl Castro en escabeche... Pero nosotros, luego de la tercera o cuarta paliza, les hicimos entender que no se trataba de contrarrevolución, que no pedíamos internet para toda la población cubana, sino sólo para nosotros tres, y que si querían, sin lío, podíamos ir a pelear a Siria o a matar a Henrique Capriles en Venezuela.

Éufrates Valle: Eso mismo fue, una pequeña confusión. Los compañeros de la seguridad nos permitieron seguir estudiando en el ISPME y nos dejaron instrucciones precisas para poder seguir publicando nuestro blog.

- ¿Y cuáles fueron esas instrucciones? ¿Acaso bajarse los pantalones e inclinarse regularmente?

Artemiso Sánchez: Eso fue más bien parte de nuestros deberes como revolucionarios, a lo cual accedimos gustosos, al menos una vez por semana y conscientes de que a la mayoría del pueblo le toca con frecuencia diaria. Las instrucciones versaban sobre la lucha en contra de la injusta guerra mediática del imperialismo, la liberación de los cinco héroes y hablar toda la mierda posible que pudiéramos de Yoani Sánchez.

Juan Miguel Sapínguez: Para eso último tuvimos la invaluable asesoría de los maestros Lagarde y Tato Fontes (Yohandry Fontana es el nombre de guerra que se supone nadie sepa), quienes nos dieron un curso de tres meses sobre la frecuencia en que Yoani Sánchez va al baño, y sobre el champú anticaspa que usa.

- ¿Y cómo es que antes de ser llamados a capítulo estaban en contra de la censura y ahora la apoyan?

Éufrates Valle: En principio te responderé que ser revolucionario no implica ser lógico ni coherente. Cualquier revolucionario puede estar un año diciendo que el chicharrón no es carne, pero llegado el momento, si le dan una buena computadora con disco de 500 GB, una conexión estable para ver videos en páginas pornográficas, dos tubos de pasta de diente y un pulovito con el logo de los cinco héroes, también puede cambiar de opinión y decir que el chicharrón es más carne que un bisté de palomilla. Es más, el chicharrón es helado de guayaba ¿cómo te cae?...

Artemiso Sánchez: Además, cuando nos reunimos con el vicepresidente Díaz Canel, este nos explicó amablemente que no nos habían censurado. Una censura es cuando se te prohíbe escribir, y nosotros podíamos seguir haciéndolo, sólo que no habría nadie que nos leyera, porque no tendríamos conexión a internet ni la cabeza de un guanajo.

Éufrates Valle: ...Y es verdad que, ahora que ya están poniendo salitas de navegación por ahí, pedimos a Díaz Canel que pusiera un control más estricto a las páginas de internet, vaya, que cualquiera no llegue y así, por su cara linda, pueda entrar a cualquier página web. Eso no es así. Nosotros tuvimos que pasar un buen susto, cagarnos en los pantalones y jurar por nuestras madres que no éramos mercenarios del imperialismo para que nos dejaran usar otra vez internet. Así debería ser con todos los cubanos. Si quieren internet ilimitada, primero pásense una semana en Villa Marista o lámenle el culo a Iroel Sánchez, mínimo. Las cosas hay que ganárselas.

- Ustedes niegan siempre que La Bofe Cuba sea un blog oficialista... ¿qué pudieran decir al respecto?

Artemiso Sánchez: Eso es una calumnia de los enemigos de la Revolución y sus bloggeros mercenarios del imperio. El hecho de que seamos controlados por el gobierno, que tengamos que rendir cuentas de vez en cuando acerca de lo que escribimos al secretario general del PCC en Matanzas, que hayamos sido invitados a un congreso de bloggeros organizado por Machado Ventura, y que tengamos un dibujito en la portada burlándonos de Yoani, y que nos bajemos los pantalones cada vez que entra por esa puerta el compañero del MININT... Eso no quiere decir nada...

- ¿Qué piensan de las expectativas que despertaron en el extranjero con la etapa inicial de La Bofe Cuba? ¿No temen que los tachen de cobardes y oportunistas?

José Miguel Sapínguez: Los enemigos de la Revolución y de nuestro invicto comandante en jefe creyeron que nosotros éramos gusanos y apátridas como ellos sólo porque durante un breve período le reclamábamos al gobierno lo mismo que ellos reclaman desde hace muchos años. Pueden decirnos cobardes y oportunistas, o hasta lameculos y guatacas, vaya, incluso podría entenderse que nos dijeran jineteros informáticos como Ubieta o putas de Ramiro Valdés, eso no se los vamos a discutir, pero nunca, de ninguna manera, nos podrán llamar traidores a la revolución socialista. La honra ante todo.


Así nos marchamos del Instituto Superior Politécnico de la Moringa Electrógena (ISPME) en Matanzas, dejando a aquellos fervorosos jóvenes amantes de la informática en plena labor de actualización de su blog La Bofe Cuba, con un nuevo artículo sobre la inflación de la economía cubana, donde queda bien claro que el desproporcionado aumento de los precios dentro de la isla, incluyendo el altísimo precio de las nuevas salitas de navegación, es consecuencia directa del injusto bloqueo imperialista y especialmente, de Yoani Sánchez.

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NOTA DE HM: Este artículo apareció publicado en la Sedición Especial por el V Aniversario del Guamá Periódico. En el enlace puede verse y descargarse en PDF.

martes, junio 18, 2013

Los viejos hombres nuevos

El "bulliyng contrarrevolucionario".

(publicado en Revista Replicante)


El sueño del castroguevarianismo en Cuba fue, durante muchos años, la conformación y diseminación de un ideal humano que representaría al ser perfecto, al producto más exquisito de la revolución moderna. Para conseguirlo se invirtieron todos los recursos disponibles. Nada parecía más importante que la fabricación del Hombre Nuevo, un individuo ineludiblemente amasado durante sus años juveniles, y que además de convertirse en símbolo de la sociedad más justa del mundo, también ayudaría, en un futuro cercano, a liberar del yugo capitalista al resto de las sociedades. 

Y aún a pesar de que el Hombre Nuevo cubano nunca pudo reverdecer más allá del adoctrinamiento y las manías de trascendencia, el influjo de su utopía cruzó los mares y se esparció incontenible por el mundo, en especial por el mundo colindante. Es imposible concebir un movimiento, una insurrección, una manifestación de jóvenes latinoamericanos que, desde los años sesenta hasta el sol de hoy, no lleve bien guardadas en sus mochilas las consignas, los lineamientos éticos y la violencia del modelo guevariano. 

México se ha mantenido firme alimentando la trinchera de sus revolucionarios juveniles. Es probable que el panorama político, la estructura del estado mexicano no hayan cambiado en lo esencial desde aquellas duras batallas urbanas de los sesenta. Tampoco ha variado, generaciones mediante, el esquema ideológico, la retórica y las tácticas de cada movimiento antisistema. Pero el modelo original de rebeldía, el faro y guía de la gesta revolucionaria sí cambió, y cambió diametralmente desde hace décadas, sin que sus prosélitos alcanzaran siquiera a darse por enterados.

No sólo el proyecto del Che Guevara quedó trunco en los áridos campos bolivianos, con todo y su ambición de gran academia para la formación de guerrilleros, aquellos que supuestamente cortarían los tentáculos del pulpo imperialista en cada nación del continente - deviniendo en tremendo papelón histórico que por arte de magia mutó en epopeya heroica - sino que la propia armazón de la nueva sociedad cubana se fue desintegrando sin remedio, de paso tirando al ícono del hombre perfecto a un basurero de supervivencia, doble moral y sobre todo, a un consumismo patético siempre alejado del mundo real, controlado por el arribismo y la impostura. El paradigma cubano del joven revolucionario, desinteresado, internacionalista y humano desaparecía en la crisis de los balseros, a mediados de los noventa. Pero eso nunca llegó con todas sus letras a los oídos de los jóvenes progresistas del hemisferio, esos que rara vez actúan sin el apoyo de banderas y héroes familiares.

La versión progre de la debacle cubana, por ósmosis ideológica, iría de la mano del pretexto castrista: la culpa de todo la tiene el imperialismo, nuestra gran revolución habría salido adelante de no ser por el criminal bloqueo y esta valiente isla seguirá enarbolando las ideas comunistas en las mismas narices de los Estados Unidos, cueste lo que cueste. Socialismo o muerte, valga la redundancia. 

La publicidad de los medios oficialistas cubanos era todo lo que la izquierda internacional quería escuchar. Cualquier argumento que intente ensuciar el precioso libro de la revolución, será considerado reaccionario, oligárquico y satánico. Cualquier fantasía que ampare a la lucha violenta contra el estado capitalista como una lucha legítima será bienvenida y reproducida con amor, con lealtad, con devoción. 

Y la izquierda mexicana de calle, mayormente juvenil - hago la salvedad para más o menos diferenciarla de la izquierda partidista oficial, aunque a menudo sus fronteras se difuminen o se influyan mutuamente - se ha resistido por décadas a abandonar sus carteles con fotos del Che Guevara, con todo y sus ilusiones de guerra de guerrillas, en un mole muy picoso donde nunca dejan de participar imágenes bolcheviques de un idílico Jósif Stalin, refritos de anarquía española, la máscara de Guy Fawkes, o simplemente un pasamontañas que, en el caso mexicano, remite sin objeción al ícono del zapatismo. La coincidencia en materia de moda con el clásico asaltante de banco sería tema para otro estudio, dado que aún no se hace del todo posible establecer una diferenciación y/o deslinde entre las neuralgias revolucionarias de los actuales movimientos juveniles mexicanos y su responsabilidad en actos vandálicos, robos y destrucción de la propiedad ajena.

Lo que sí salta a la vista es el discurso. Los jóvenes que toman la rectoría de la UNAM enarbolan las mismas consignas de los maestros violentos de Guerrero. Dicen a una tolerante y casi maternal Carmen Aristegui en entrevista exclusiva para Noticias MVS, que los medios de comunicación los quieren linchar, que han desatado una campaña de odio y desinformación para hacerle creer a la opinión que son sólo una pandilla de vándalos. O sea, que no son revolucionarios sino delincuentes. Bullying contrarrevolucionario.

Es, en esencia, el mismo argumento que han usado los hermanos Castro por medio siglo, el mismo argumento que usa el gobierno madurista en Venezuela y el mismo argumento de los maistros de la CETEG. La prensa pagada por la oligarquía los quiere linchar, son periodistas fascistas, son agentes de la CIA. Todo es mentira, todo es una campaña de desinformación que pretende enlodar las sanas intenciones de lucha de los humildes, los desplazados y los desposeídos en contra del poder. La única diferencia es que en México el poder es el enemigo. El poder de Cuba y Venezuela - si no que me desmienta la ferviente chavista del PRD, doña Dolores Padierna - es un poder aliado, un poder bueno, independientemente de lo que opinen los cubanos, a fin de cuentas en Cuba la opinión es lujo, o las protestas de los estudiantes venezolanos que, según el programa de la izquierda ortodoxa sólo serían un puñado de hijitos de papá, unos burguesitos majaderos que no valoran lo que tienen.

Para ellos, lo de menos es si existen evidencias más que suficientes del vandalismo, del mural grafiteado de Siqueiros, de la destrucción, de los robos. Lo de menos es que sus aliados, los maestros de Guerrero, protagonizaran ante las cámaras uno de los más obvios y barbáricos ataques a la propiedad ajena que hayan tenido lugar en los últimos años, destruyendo y quemando inmuebles, lo de menos es que ellos mismos hayan salido de la rectoría con tubos y piedras, directo a dañar edificios históricos y a atacar a guardias desarmados que apenas atinaron a defenderse con sus escudos, lo de menos es que ni esos jóvenes indignados ni los docentes violentos hayan sido tocados siquiera con el pétalo de una rosa. No importa, seguirán reclamando su derecho a la libre expresión y por nada del mundo renunciarán a la utopía de la revolución y el socialismo.

Para estos chicos, de eso se trata ser revolucionario. Si hay que repetir que Peña Nieto es ilegítimo, aunque ya nada se pueda hacer al respecto, pues así habrá que seguir. Peña Nieto es un presidente espurio como antes lo fue Calderón, como no lo sería López Obrador si hubiese ganado. Como no lo es Nicolás Maduro en Venezuela aunque haya protagonizado el fraude electoral más sonado del siglo, y no a base de votos comprados como presuntamente hizo el PRI, sino con votos inexistentes, maquinitas trucadas y cínico ventajismo. Nicolás Maduro es revolucionario como nosotros. Raúl Castro es revolucionario como nosotros. El Che seguirá en nuestras boinas y camisetas. Stalin seguirá en nuestras pancartas. Si hay que seguir diciendo que las autoridades nos reprimen, aunque sigamos haciendo desmanes y nadie nos meta a la cárcel por un freudiano prurito a ser llamado represor, pues a seguirlo diciendo. Si hay que seguir saliendo a la calle con petardos y tubos, tengamos el cuidado de esconder el rostro con pasamontañas y continuemos con el argumento de que son los medios de comunicación vendidos al gobierno quienes nos "criminalizan" en una vil y tenebrosa campaña de odio.

El hombre nuevo ya envejeció. Y por lo visto no lo hizo de la manera más elegante. El hombre nuevo mexicano ahora usa las mismas estrategias del hombre viejo cubano. Copia sus diseños y su discurso. Es igual de entusiasta, torpe, irreflexivo, irresponsable y arrogante. Culpa siempre a los demás de sus metidas de pata y siempre tiene un buen pretexto al alcance de la mano para justificar el por qué las cosas nunca salen como deberían salir.

Los veo declarando ante los micrófonos de Aristegui, y casi puedo adivinar sus actitudes y decisiones si un día, ya no tan juveniles, llegasen a tomar el poder de la nación como lo hicieron sus ídolos, los Castro y Chávez. Tener siempre la razón es una carga demasiado pesada para los hombros de un revolucionario, como tentador es el derecho a exigir las cosas por la fuerza y a jamás tener que rendir cuentas por las aberraciones propias.

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miércoles, junio 05, 2013

El arañazo



No soy del todo escéptico con la instalación de esas 118 salitas de navegación en la isla. Si bien el camino hacia la universalización del internet en territorio cubano apenas va a verse impactado a corto plazo por un aporte tan tímido - tan cobardemente mesurado y, para no romper la tradición, controlado por la sempiterna vigilancia oficial -, aún discreto, sigue siendo un paso hacia el libre flujo de la información.

Por supuesto, ese probable flujo en el futuro informático de intramuros no va a ocurrir por estímulo y gestión oficial. Si ocurre, será en esa misma dinámica de mercadeo subterráneo, de empresariado artesanal, que ha salvado a tanta gente desde el comienzo de la crisis, hace ya un par de décadas.

El gobierno cubano nunca cede a los cambios por su propio gusto. Sólo cambia cuando ya no le queda más remedio. Si por ellos fuera, Cuba seguiría aislada por completo de la red de redes, bien resguardada de la información extranjera y confinada a las versiones sesgadas de su propia información. Abrir unos cuantos espacios para la conexión a internet, en puntos bien controlados y cobrando una cuarta parte del salario medio nacional por sólo una hora de navegación, es apenas una concesión inevitable, un pequeño trago amargo que debería compensar por la buena publicidad generada en el espacio exterior, por la limpieza parcial de la imagen gubernamental en los noticiarios internacionales, por la compra de un poco más de tiempo mientras piensa qué hacer con lo que se le viene encima y cómo controlarlo.

No obstante, me inclino a pensar que este pequeño arañazo en la piel del oficialismo pudiera infectarse y, en lo sucesivo, convertirse en una enfermedad para el sistema que pudiera, incluso, costarle la vida a mediano o largo plazo.

La instalación de banda ancha - luego de que, finalmente, tuvieran que admitir que el costosísimo cable lanzado desde Venezuela sí estaba en secreto funcionamiento desde hace buen rato - no sólo va a propiciar el mejoramiento de la velocidad en los nodos bajo vigilancia. También va a abastecer el mercado negro, a los servidores ilegales que, ahora sí, van a poder ofrecer cuentas de internet con capacidad para ver vídeos de youtube, radio y televisión online.

La ventaja de momento no será gran cosa, pues no muchos dentro de Cuba están en condiciones de tener una computadora, mucho menos de contratar un servicio de internet que ronda - usando las obsoletas instalaciones telefónicas - entre los 25 y los 50 dólares mensuales, por cuentas piratas que no siempre son de 24 horas. Pero tampoco es de menospreciar el hecho de que el gobierno, sin querer, ha sembrado en su finca una tubería que potencialmente pudiera representar la ruptura de un dique que lleva construyendo desde que apareció en el mundo ese pulpo maldito de inagotables interconexiones.

Tener banda ancha dentro de las fronteras cubanas, de una o de otra manera, con vigilancia o sin ella, va a constituir un fenómeno mucho más complejo que algunas salitas de navegación supervisadas. Quizás en los próximos años, o meses, se vuelva también un foco de la "lucha contra la corrupción", más que la propia lucha contra las "desviaciones ideológicas", y que nuevas persecusiones y purgas se desaten, esta vez para tratar de controlar a los muchos que ya deben estárselas arreglando para pinchar la red oficial y vender sus cuentas por debajo del tapete.

Los proveedores piratas tendrán un abastecimiento mucho más estable y potente, y con ello los precios para el cubano medio deberán ir descendiendo también. El mercado negro de las cuentas a internet crecerá sin remedio, incluso a pesar de las redadas policiales y los funcionarios defenestrados por corrupción, y llegará el momento en que un porciento alto de los ciudadanos de adentro pueda acceder regularmente a la información exterior, a las comunicaciones con amigos y familiares en el extranjero y con ello, a la formación de una opinión propia con respecto a los vaivenes de la política internacional.

Más allá de los cambios más o menos profundos que puedan darse en el esquema actual cuando desaparezcan los Castro del poder, esta rendija al mundo real que ha significado la instalación de estas 118 salitas pudiera verse como el germen de un fenómeno que acaso se torne imparable para nuestras pacatas autoridades.

De los cubanos dependerá evitar que la eventual diseminación de un internet doméstico no se haga en base al modelo chino, con un alto porcentaje de la ciudadanía conectada, pero siempre bajo estricto control gubernamental. No es difícil deducir que este sea quizás el formato que los Castro han visto como el que menores estragos le puede acarrear a sus políticas, una vez comprendida la inutilidad de seguir luchando por la cerrazón a ultranza y la censura total.

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